Las colisiones traseras y múltiples ocasionaron algo más de 17.000 accidentes con víctimas en 2021, último año del que la Dirección General de Tráfico (DGT) tiene datos registrados. Así, el informe Las principales cifras de la Siniestralidad Vial refleja que los alcances generaron casi 3.000 siniestros más que las salidas de la vía. Y aunque son mucho menos graves (135 fallecidos frente a 532), la DGT recuerda constantemente la importancia de mantener la distancia de seguridad.
Pero ¿cuál debe ser esta exactamente? ¿cómo calcularla? No hay una respuesta tajante ni única, pero sí una idea muy aproximada para saber a qué atenerse. En todo caso, depende de la capacidad del conductor, del estado del vehículo, de las circunstancias de la vía y, por supuesto, de la velocidad.
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Distancia de seguridad
Un automovilista medio (atento a la circulación y en plenas facultades, se entiende) tarda alrededor de un segundo en reaccionar ante un imprevisto. De este modo, si circula a 90 km/h, su coche avanza 25 metros antes de pisar el freno; después, necesita unos 40 o 45 metros adicionales para detener el vehículo completamente. En total, hasta 70 metros. Y la distancia necesaria crece notablemente a una mayor velocidad.
Por eso, en algunas vías rápidas con mayor riesgo de accidente la DGT estrenó en 2011 unas marcas (denominadas galones) que indican el espacio que debe respetarse con el coche precedente. Pero hay muchas carreteras sin esas señales horizontales.
Para esos casos, los trucos son diversos. Por ejemplo, y para no pillarse los dedos, Tráfico ha propuesto en ocasiones la llamada regla del cuadrado. Si se circula a 90 km/h, basta con multiplicar nueve por nueve para obtener una distancia de seguridad de 81 metros. En caso de 120 km/h (12 por 12), 144 metros, y así sucesivamente.
Sin embargo, no resulta sencillo multiplicar en plena autopista ni tampoco, en realidad, calcular después esa distancia en la carretera. Resulta más sencillo circular a unos tres segundos de distancia, independientemente de la velocidad a la que se conduzca.
Este tiempo es suficiente para reaccionar y detener el coche en caso de necesidad, así que basta con tomar un punto de referencia (una señal, por ejemplo) y empezar a contar el tiempo cuando pase el coche que precedente. Si al sobrepasar ese lugar han transcurrido los tres segundos, perfecto.
El truco de contar
Pero ¿cómo se calcula ese lapso sin mirar el reloj? Es fácil; basta con contar así: “Mil ciento uno, mil ciento dos, mil ciento tres…”. A un ritmo que puede considerarse natural, son tres segundos. Se puede comprobar con un cronómetro antes de subir al coche. Si el asfalto está mojado, se da un paso más hasta llegar a “mil ciento cuatro”, porque conviene ampliar la distancia de seguridad.
Además, no se trata solo de evitar el riesgo. La ley de tráfico exige al conductor que circule detrás de otro “dejar entre ambos un espacio libre que le permita detenerse, en caso de frenado brusco, sin colisionar con él”. De lo contrario, se expone a una multa de 200 euros y la retirada de cuatro puntos del carnet.
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