Hay gestos que los conductores realizan de forma inconsciente y que, a largo plazo, pueden salir muy caros. Si al aparcar un coche automático, este da un pequeño tirón… todo indica que se ha hecho algo mal.
Aunque no lo parezca, un coche manual no se aparca de la misma forma que uno automático. O, al menos, no hay que seguir este orden: frenar con el pedal, poner el punto muerto y echar el freno de mano. ¿La razón? Puede traducirse en daños para la caja de cambios, uno de los componentes más caros.
Más información
¿Cómo aparcar un coche automático?
El primer paso no cambia, tal y como especifica el RACE. Para aparcar un coche automático, lo primero que hay que hacer es pisar el freno de manera progresiva hasta que la marcha se detenga. Después hay que mantener el pie en el pedal central.
El segundo paso es la clave: no hay que colocar la palanca de cambio en la posición P, la de estacionamiento. Este gesto se puede traducir en un golpe en el sistema de transmisión que acabará provocando daños internos.
Primero, el freno de mano
Antes de poner la posición P, hay que echar el freno de mano. ¿La razón? El peso del coche recaerá en los frenos y no en la caja de cambios. Esto reduce el riesgo de desgaste y protege la transmisión.
Esto adquiere especial relevancia cuando el conductor aparca el coche en una cuesta. En este escenario, además, hay otro error frecuente: prescindir del freno de mano y dejar que la posición P mantenga el vehículo en su lugar.
¿Por qué es un fallo? Porque, igual que en el caso anterior, todos los kilos del coche recaerán sobre la transmisión. Esto puede generar un desgaste prematuro del mecanismo de bloqueo.
Por último, hay que colocar la palanca del cambio en la posición P para que el coche no se mueva y apagar el motor. Es importante no invertir este orden para prevenir movimientos no deseados y daños en la transmisión.
Sigue toda la información de EL MOTOR desde Facebook, Twitter o Instagram
