Muchas aplicaciones de navegación, además de guiar al conductor hasta su destino, informan sobre los controles de los agentes: algo que también hacen infinidad de grupos de WhatsApp. La ley de tráfico todavía no sanciona este hecho, pero con la ley de seguridad ciudadana sí es posible hacerlo.
Compartir la ubicación de los radares fijos es legal porque además de estar señalizados, la propia Dirección General de Tráfico (DGT) desvela dónde están en su página web. Las cosas cambian con los móviles y los controles aleatorios.
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¿La razón? La DGT especifica los tramos de carretera en los que suele situarlos, pero sin detallar el punto kilométrico exacto. Tanto este organismo como la Guardia Civil han advertido que revelar esa ubicación facilita que muchos conductores se salten la ley circulando bajo los efectos del alcohol o las drogas, con el coche sin asegurar e, incluso, cometiendo algunos delitos no viarios.
Primeras multas
Basándose en la ley de seguridad ciudadana, ya han llegado a España las primeras multas por avisar de la presencia de radares en aplicaciones y grupos de WhatsApp. El Sector de Tráfico de Galicia recurrió al artículo 36.23 de la citada norma para empezar a sancionar en mayo pasado.
Ahí se califica como infracción grave el uso de imágenes o datos personales o profesionales de autoridades o miembros de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad que puedan poner en peligro la seguridad personal o familiar de los agentes, la de las instalaciones protegidas o el éxito de una operación, con respeto al derecho fundamental a la información.
Controles exprés de la Guardia Civil
Las sanciones, según informó La Opinión de A Coruña, fueron para una empresa que gestiona una app de este tipo y para un particular que gestionaba grupos de WhatsApp con más de 15.000 personas. Esta persona, de A Coruña, revelaba dónde estaban los controles de la Costa da Morte (Galicia).
Esas primeras sanciones elevaron la alerta de la DGT, que aceleró el proceso para reformar la ley de tráfico y castigar a los conductores. El cambio está pendiente de su tramitación parlamentaria, pero se espera que se apruebe este año.

Entre tanto, la Guardia Civil ha recurrido a los controles exprés para solucionar el problema. Se trata de dispositivos policiales que se activan durante 15 minutos y se trasladan a otro lugar, para que no haya tiempo de reacción tras los avisos por WhatsApp y Telegram. A la vez, los agentes juegan más a menudo con el factor sorpresa: mediante “controles dinámicos”, paran a los vehículos de forma aleatoria: en cualquier momento y en cualquier lugar puede haber un control itinerante.
“El 90% de los mensajes que se cruzan en esos grupos son de tráfico. Son muy dinámicos porque van radiando los movimientos de las patrullas. En realidad, los guardias civiles hemos pasado de controlar a ser controlados y es la lucha que tenemos día a día”, afirmó en la revista Tráfico y Seguridad Vial el teniente coronel Antonio Hidalgo Romero, máximo responsable de la Agrupación de Tráfico de la Guardia Civil en Galicia.
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