El tiempo es oro, y mucho más tras sufrir un accidente grave de tráfico. Y es que las posibilidades de supervivencia son inversamente proporcionales a lo que tardan en llegar las asistencias médicas: cada segundo que se gana puede ser la diferencia entre sufrir secuelas irrecuperables, e incluso entre la vida y la muerte.
Desde el pasado 1 de abril, todos los coches que se homologuen para salir a la venta en Europa deberán equipar la eCall o llamada de emergencia, una tecnología que alerta a los servicios de asistencia en caso de accidente. Aunque el sistema no es nuevo –hay ya muchos modelos que lo llevan desde hace unos años– ahora se hace obligatorio con el objetivo de salvar unas 2.500 vidas al año (en Europa) cuando lo lleven todos los vehículos.
Este avance se une a otros anteriores, como el antibloqueo de frenos ABS (2003), los airbags frontales (2006) y el paquete formado por el control de estabilidad ESP, el aviso de pérdida de presión de ruedas, la alerta de cinturón de seguridad del conductor abrochado y los anclajes Isofix para sillas infantiles (2014). Todos tienen como objetivo, según la Comisión Europea, reducir en 2020 un 50% las víctimas de accidentes de tráfico frente a 2011. Pero son también un paso más en la hoja de ruta de la conducción autónoma, que debería hacer realidad en 2030 el sueño del doble cero: cero emisiones y cero accidentes.
Como explican desde el Real Automóvil Club de España (RACE), la eCall funciona de forma automática cuando los sensores del vehículo detectan un accidente. Y se puede activar también de forma manual con un botón de socorro. Como particularidad en España, será el centro de gestión de tráfico de la DGT quien reciba la señal y los datos emitidos desde el vehículo siniestrado (localización, hora del accidente, combustible, ocupantes…).
Objetivo 2022: frenada autónoma
A continuación, la DGT filtrará las llamadas para derivarlas al 112 de la comunidad autónoma, que contactará con los ocupantes para evaluar la situación y activar el dispositivo de asistencia (policía, ambulancia, bomberos…). El proceso dura unos 75 segundos, un tiempo vital para salvar vidas.
Según Mario Arnaldo, presidente de Automovilistas Europeos Asociados (AEA): «La medida es muy positiva para la seguridad, como lo fueron las UVI Móvil, pero se ha tardado mucho tiempo en adoptarla. El objetivo inicial era desplegarla en 2009, pero las dificultades administrativas, como la creación del 112, su coordinación en las 17 autonomías y las exigencias técnicas de los fabricantes, lo han retrasado».
Los beneficios de la eCall tardarán en llegar, como apunta Arnaldo: «Pueden pasar 20 años hasta que la lleven todos los coches». Pero según previsiones de la Comisión Europea, el tiempo de respuesta a las emergencias en carretera se reducirá entre un 40% en las zonas urbanas y un 50% en las rurales. Otras alternativas a la llamada de emergencia hubiesen sido más rápidas y efectivas de introducir para el presidente de AEA. «Con tanto retraso, el teléfono móvil ya había superado a la tecnología eCall. Bastaría dotarlo de una aplicación especial para detectar accidentes, y lo llevaría cada conductor y no el vehículo».
Con vistas al futuro, el Parlamento Europeo está tramitando nuevos sistemas de seguridad obligatorios que servirán también de transición hacia la conducción autónoma. El primero será la frenada de emergencia automática en ciudad, obligatoria en EE UU en 2022. Y también se impondrá por ley la alerta automática al rebasar los límites de velocidad y el aviso de abrocharse el cinturón para todos los ocupantes, y no solo el conductor.
DISPOSITIVOS DE PROTECCIÓN OBLIGATORIOS
Frenos ABS. Empezaron a utilizarse en 1978 (la primera marca en incorporarlos a sus coches fue Mercedes-Benz), pero los frenos ABS no fueron obligatorios hasta 2003.
Airbags frontales. Obligatorios desde 2006, que reducen un 30% el riesgo de sufrir lesiones fatales. Afortunadamente, la técnica va por delante de la normativa y casi todos los coches modernos vienen ya de origen con seis bolsas de aire que refuerzan la protección: frontales, laterales y de cortina.
Control de estabilidad ESP. Un ángel de la guarda electrónico. El control de estabilidad ESP (también denominado ESC, DSC…) es el mayor avance en seguridad activa estrenado por el automóvil en los últimos 30 años. Y ha sido clave para reducir los accidentes: corrige de forma automática los derrapajes y otras pérdidas de control sin que el conductor tenga que hacer nada, salvo mantener la calma y controlar la dirección.
El dispositivo regula la respuesta del motor y frena cada rueda de forma independiente para recuperar el equilibrio dinámico: si el coche se va de delante en una curva (por exceso de velocidad, piso deslizante…), quita potencia y frena la rueda trasera interior al viraje para recuperar la trayectoria. Según Bosch, que lo creó en colaboración con Mercedes, desde su estreno comercial en 1995 ha logrado salvar 8.500 vidas y evitar más de 250.000 accidentes.
Alerta de pinchazos. Los neumáticos son un elemento de seguridad vital. A la vez que la UE hizo obligatorio el ESP, la norma se completó con los sensores de presión de ruedas (TPMS, en sus siglas inglesas), que alertan si una o más cubiertas están bajas —20% menos de lo normal— o pierden aire. Además, en muchos modelos el sistema muestra ya el registro instantáneo de presión de cada rueda.
Avances que reducen las caídas en moto
Desde enero de 2016, todas las motocicletas nuevas que se vendan en Europa deben llevar de serie frenos ABS. La obligatoriedad se aplica a los modelos con cilindradas de 125cc o superiores, y mejora la seguridad, porque permite frenar a fondo ante situaciones de emergencia sin que las ruedas se bloqueen, evitando a su vez caídas casi seguras.
Varios fabricantes han implantado ya el control de estabilidad para motos (BMW, Ducati y KTM), que funciona igual que el de los coches y refuerza la protección. Si se entra demasiado rápido en una curva, por ejemplo, el sistema regula la potencia del motor y frena las ruedas selectivamente para tratar de mantener la verticalidad.
Los airbags integrados en los monos y chaquetas son otra solución, todavía minoritaria, que puede mejorar la protección del piloto ante una caída. Y se está estudiando la viabilidad de instalar también la misma llamada automática de emergencia en caso de accidente (eCall) de los automóviles.
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