Un nuevo coche para Putin: Rusia vuelve a fabricar los Moskvitch 

Una de las primeras consecuencias de la respuesta internacional a la guerra en Ucrania fue la retirada en masa del mercado ruso de las marcas occidentales. Una situación que ha dejado a miles de trabajadores en el paro y ha provocado el desabastecimiento interno, donde se ha hecho muy difícil adquirir coches nuevos. 

La alianza Renault-Nissan no fue una excepción y, como protesta por la invasión de Ucrania, abandonó el país a principios de año. Así, quedó clausurada la factoría moscovita que explotaba junto a su filial Autovaz, fabricante entre otras de la marca Lada. 

Las instalaciones pasaron entonces a ser gestionadas directamente por la administración rusa, que ya entonces mostró su propósito de producir productos nacionales. Y ahora parece que el proyecto se confirma, según las recientes declaraciones a la agencia Interfax del alcalde de Moscú, Sergei Sobyanin.  

El edil ha confirmado públicamente que la producción podría reiniciarse en diciembre y que, como ya anunció hace unos meses, se centrará en la fabricación de modelos de la marca Moskvitch, que en ruso quiere decir moscovita.  

Una decisión drástica pero reversible

Los planes industriales para reactivar la planta abandonada por Renault contemplan producir 600 vehículos antes de fin de año, de los cuales 200 serán eléctricos. Y a lo largo de 2023, una vez que alcance pleno rendimiento, los responsables prevén producir unas 50.000 unidades. 

Para poner en marcha de nuevo las instalaciones, ahora renombradas como Moscow Automobile Factory Moskvitch, el Gobierno ruso y Kamaz, el mayor fabricante de camiones del país, van a destinar alrededor de 80 millones de euros.

A esta inversión podría sumarse también, según algunas fuentes, la colaboración de algún grupo chino del sector automovilístico, que aportaría las nuevas tecnologías necesarias para llevar a cabo este proyecto. 

Moskvitch fue una marca de coches de la época soviética, fundada en 1930 y que desapareció en 2001 con la irrupción en el mercado ruso de las marcas extranjeras. Sin embargo, el proceso de su recuperación podría ser reversible ya que Renault cedió las instalaciones por un simbólico rublo a su hasta entonces socio Autovaz. Pero incluyendo una cláusula de posible recompra al cabo de seis años, para volver a operar en Rusia si se normaliza la situación internacional.