La rebaja en la ley de tráfico de la tasa de alcoholemia a 0,2 gramos de alcohol por litro de sangre (0,10 miligramos en el alcoholímetro), que avanza con firmeza tras la aprobación de una proposición de ley del PSOE, tendrá una consecuencia implacable en caso de aprobarse: no se podrá beber nada antes de conducir, quizá ni una cerveza.
Porque ¿qué cantidad de bebida se transforma en una tasa de 0,10 miligramos en un litro de aire espirado en un alcoholímetro? Aunque la respuesta depende de muchos factores, los conductores, en la práctica, deberán evitar el alcohol: el riesgo de dar positivo a poco que se consuma es muy elevado.
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Independientemente de las cifras, nadie debería ponerse al volante después de haber bebido lo más mínimo: una investigación publicada en 2020 en The Journal of Physiology reveló que los niveles de alcohol, incluso muy por debajo de los límites legales, reducen el seguimiento ocular de los estímulos visuales. Es decir: el cerebro percibe peor la realidad y, en consecuencia, empieza a fallar la coordinación motora.
Partiendo de ese punto, las variables que afectan a la tasa de alcoholemia son unas cuantas, por lo que dos personas que beban igual no alcanzarán (muy probablemente) la misma tasa. Y una persona dará resultados diferentes bebiendo lo mismo en dos días distintos.
En una investigación de ese mismo año de la Universidad de Granada, que evaluaba la influencia del alcohol en la visión de los conductores, los participantes alcanzaron un nivel medio de alcohol en aire espirado de 0,18 mg/l después de beber 300 mililitros de vino –el equivalente a dos copas–, y solo el 17,5% de ellos alcanzó el límite legal para conducir en España (0,25 mg/l). Si se rebaja la frontera a 0,10 miligramos, la mayoría estarían fuera de la ley.
Después de tomar 450 mililitros de vino (tres copas), el promedio fue de 0,30 mg/l, tres veces más del límite que la DGT se propone establecer. La muestra del estudio, publicado en Scientific Reports, era de solo 40 individuos, por lo que no permite establecer conclusiones definitivas, pero deja ver que las consecuencias del alcohol dependen de la edad, el sexo y el peso de las personas.
Factores que influyen en la alcoholemia
En una ponencia disponible en la web de la Federación de Nutrición, el catedrático de Nutrición Jordi Salas menciona asimismo varios factores que intervienen en la metabolización del alcohol:
- Cantidad y velocidad de consumo. El hígado metaboliza el alcohol a razón de aproximadamente una unidad de bebida estándar (unos 100 mililitros de vino o 30 de whisky, por ejemplo) por hora.
- Comida. Los alimentos reducen la absorción de alcohol, pero no cambian la cantidad de alcohol
absorbido o los efectos por exceso del alcohol. - Peso corporal. Las personas que pesan menos sienten los efectos del alcohol más rápido.
- Sexo. El alcohol afecta a las mujeres más rápido que a los hombres debido a su tamaño corporal más pequeño, menor contenido de agua corporal y menor cantidad de la enzima hepática ADH, que metaboliza el alcohol.
- Edad. Los adultos mayores procesan el alcohol más lentamente, sienten sus efectos más rápidamente y, a menudo, están tomando medicamentos que pueden interaccionar con el alcohol.
- Salud. Los problemas de salud aumentan la sensibilidad a los efectos del alcohol.
- Medicamentos. Las etiquetas de los medicamentos pueden incluir advertencias sobre posibles
interacciones con el alcohol.
¿Una copa de vino dará positivo?
Con tantas variables en juego, resulta difícil pronosticar el resultado de una prueba en el alcoholímetro, pero la DGT ofrece una tabla con la que es sencillo hacerse una idea muy aproximada.
Las cifras están expresadas en miligramos por litro de aire espirado, que es la unidad de medida utilizada reflejada en los alcoholímetros, así que todo lo que pase de 0,25 mg/l está fuera del límite legal actual (0,15 para conductores noveles o profesionales). Si se aprueban el cambio, parece casi imposible quedarse por debajo de 0,10 mg/l.
En su proposición de ley, los socialistas argumentan que el consumo de alcohol supone “uno de los principales factores de riesgo durante la conducción de vehículos” y recuerdan que, aunque se han producido “enormes avances en la concienciación”, un 32,7% de los conductores fallecidos en 2023 presentaba una tasa de alcoholemia positiva, según el último informe del Instituto Nacional de Toxicología y Ciencias Forenses, con datos de una muestra de 862 conductores.
Detrás del 29% de los siniestros mortales en España aparece el consumo de alcohol como causa principal, según los datos que maneja la DGT, solo por detrás de las distracciones (31%) y con ventaja sobre los excesos de velocidad (23%).
El límite del alcohol actual
En la actualidad, la tasa máxima permitida es de 0,50 gramos de alcohol por litro de sangre (0,25 miligramos en el alcoholímetro); para profesionales y noveles, el límite es de 0,30 gramos (0,15 miligramos al soplar en un etilómetro).
Con esta modificación, Tráfico se propone que la sociedad entierre el concepto de “consumo moderado” y asuma que “solo cero tiene cero consecuencias”.
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