Siete consejos para cuando vuelvas a utilizar tu moto

Los nuevos escenarios tras el coronavirus requerirán, por seguridad, un periodo de adaptación de todos los motoristas.

Anakee

La motocicleta puede jugar un papel determinante en la nueva normalidad que se impondrá tras la crisis sanitaria del coronavirus y en su camino hacia ella. El transporte individual, según la mayoría de los expertos, recuperará protagonismo ante el temor de los ciudadanos al riesgo de contagio en los colectivos. Y la moto tiene muchos argumentos a su favor para conquistar espacio en las calles y carreteras de todo el mundo.

De hecho, desde el inicio del estado de alarma y el confinamiento, se trata de un vehículo permitido (e incluso aconsejado por el Ministerio de Sanidad) para los desplazamientos autorizados y previstos por los sucesivos decretos gubernamentales que han marcado y marcarán el ritmo de la desescalada.

Así que lo previsible es que cada día sean más los motoristas que vuelvan a sus monturas, inicialmente para traslados profesionales y gestiones de primera necesidad, aunque poco a poco también para llegar hasta segundas residencias (inicialmente dentro de la misma provincia) o reuniones con otras personas en el momento que se aprueben en cada fase de la desescalada.

Lo cierto es que el escenario de ciudades y carreteras ha cambiado en algunos aspectos después de casi dos meses de confinamiento generalizado, creando situaciones a las que será necesario habituarse, especialmente por razones de seguridad. Así que conviene tener en cuenta algunas recomendaciones para evitar riesgos innecesarios.

  1. La intensidad del tráfico se ha visto reducida de forma significativa y, aunque se irá incrementando poco a poco, así seguirá siendo durante un cierto tiempo. Menos vehículos en la calzada no siempre es sinónimo de mayor seguridad. Algunos, en tales circunstancias, se sienten tentados a aumentar la velocidad y ser menos rigurosos con las normas, lo que puede generar peligros evidentes. Así que nada de relajarse al manillar, por mucho que parezca que con menos enemigos alrededor se puede bajar la guardia.
  2. Especial atención merecen las intersecciones, sean en ángulo (cruces o incorporaciones) o circulares (rotondas). La laxitud en su ejecución es bastante habitual cuando el tráfico se reduce, así que extremar las precauciones al abordar cualquiera de ellas se antoja imprescindible para evitar muchos sustos… o algo peor.
  3. Las distracciones son una lacra en la siniestralidad vial, sobre todo para colectivos vulnerables como peatones, ciclistas y motoristas. Las menores intensidades de tráfico generan esa falsa sensación de mayor seguridad que invita a utilizar los móviles de forma incorrecta. Así que mucha atención al circular cerca de otro vehículo que pudiera estar en manos de alguien insuficientemente concentrado en su tarea.
  4. Durante el confinamiento se ha producido un cambio estacional y también los trabajos sobre la vía pública se han limitado. La consecuencia es que, después de un largo invierno y sin demasiadas actuaciones sobre el asfalto en lo que llevamos de primavera (pese a que en algunos lugares se ha aprovechado las limitaciones al tráfico para reasfaltar), el estado de la calzada puede haberse deteriorado de forma significativa. No sólo por las condiciones del asfalto, también por la presencia de objetos de todo tipo que tardan más de lo debido en ser retirados.
  5. La naturaleza ha reconquistado su espacio en muchos sentidos, también en las carreteras. En algunas cunetas la vegetación invade la vía y, especialmente, muchos animales han vuelto a lugares donde antes era más complicado que estuvieran. Si se circula por zonas donde la fauna puede tener presencia es el momento de agudizar la atención.
  6. Ya deberíamos saber todos que la higiene es una de las mejores fórmulas para combatir el peligro de contagio de Covid-19. La protección que ofrecen el casco y los guantes quizá supongan una tentación a prestar menos trascendencia a este asunto, pero no debería ser así. La moto no es un objeto libre del virus y si la cogemos deberemos mantener todas las precauciones que exige la situación: lavarse las manos, nada de tocarse la cara y, siempre que sea posible, desinfectar todos aquellos elementos que puedan haber estado en contacto con otras personas.
  7. La última recomendación es consecuencia de todo lo anterior y podría parecer incluso gratuita, pero por su trascendencia quizá no lo sea tanto. El sistema sanitario nacional sigue sometido todavía a enormes tensiones, al menos en algunas zonas del país, y complicar la situación con accidentes de tráfico no parece lo más adecuado en estos momentos. Resulta evidente que nadie quiere sufrir nunca una caída, pero apelar a la máxima prudencia en estas condiciones críticas se hace más exigible que nunca. Disfrutar de todas las ventajas de una moto no debería suponer correr riesgos innecesarios con actitudes irresponsables.

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