Dentro de la familia Honda de 500cc, la CB 500 F es el modelo sencillo y económico, fácil de conducir, y la CBR 500 R tiene un enfoque claramente deportivo. Ambas las pueden pilotar los usuarios del A2.
Antaño eran consideradas motos grandes y hoy día las 500 se presentan como de media cilindrada, accesibles para quien tiene poca experiencia e incluso a usuarios noveles que posean la licencia A2. Con unas dimensiones compactas que las permiten ser ágiles y versátiles, presumen también de unos costes de fabricación, venta y mantenimiento contenidos.
Las letras CBR se han asociado, dentro de la marca del Ala Dorada, a motos de carácter deportivo, aunque conservando una faceta de turismo muy apreciada por los motoristas que quieren dar a su vehículo un sentido más polivalente.
MOTOR Y BASTIDOR COMUNES
Aunque son dos motos bien diferenciadas, la CBR 500 R y CB 500 F de 2016 emplean la misma base técnica. En la construcción del propulsor, los ingenieros de Honda han buscado sobre todo sencillez, robustez y eficiencia. Es un bicilíndrico paralelo, con ocho válvulas y refrigeración líquida que ofrece un gran equilibrio entre tamaño y rendimiento. Arroja 47 CV, llega a 8.500 rpm y va alimentado con un sistema de inyección de gasolina PGM-FI que ahorra combustible y contamina muy poco (cumple la rigurosa normativa Euro 4). Tiene un mantenimiento austero con espacios largos entre revisiones, cada 15.000 kilómetros, y solo se cambian aceite y filtros. La caja de cambios es de seis velocidades y la disposición triangular del cigüeñal, eje primario y eje secundario es muy similar a los motores más avanzados de las motos deportivas de la marca.
El bastidor consta de una estructura tubular fabricada en acero conocida como tipo diamante que abraza al motor por arriba, por delante y por detrás, con lo cual también actúa como elemento resistente, reforzando la rigidez del conjunto.
CB 500 F
Ofrece un estilo naked o sin carenado que deja la mecánica a la vista para disfrutar de la moto en estado puro. Y recoge varios detalles que aportan un añadido de seguridad y confort, como el faro y el piloto de luces led o la maneta de freno delantero ajustable, que potencia la ergonomía.
En cuanto a su comportamiento dinámico, es una moto turística y polivalente, pero tiene ese punto de diversión, con un motor que sube alegre de vueltas hasta superar ligeramente su límite de revoluciones, con un funcionamiento general refinado. Se comporta de manera noble, anda y frena bien, es ligera y de conducción sencilla.
Honda cumple sus expectativas con una moto capaz de satisfacer a muchos usuarios con distintas pretensiones, diversos niveles de conducción y mayor o menor experiencia. Sigue su filosofía de simpleza, fiabilidad, bajo mantenimiento y consumo optimizado, que siempre son argumentos importantes para una moto de utilización diaria e intensiva.
CBR 500 R
Se presenta lista para la acción con una completa actualización y una estética afinada y bien conseguida gracias a su carenado integral. Las líneas de su carrocería están inspiradas en la 1000 RR, una réplica a escala que no resulta agobiante, hay espacio más que suficiente, la postura es cómoda y, a pesar de su deportividad, permite pilotar relajado. El asiento es amplio, el manillar más bien bajo y ligeramente cerrado para recordarnos que se trata de una moto sport, mientras que las estriberas son un poco más altas y atrasadas que en una turismo al uso. Destacan las luces LED, la horquilla delantera ajustable y el sonido gratificante que proviene de un sistema de escape compacto.
Una vez en marcha, motor y parte ciclo se entienden a la perfección, sus geometrías consiguen un conjunto ágil y fácil de manejar, y resulta aplomada en apoyos fuertes y liviana en curvas enlazadas o cambios de dirección. Llama la atención la suavidad general de funcionamiento.
Una moto recomendable para usuarios que quieran subir de cilindrada desde los 125cc y, sobre todo, para aquellos que quieran afrontar con sensatez sus primeros pasos deportivos.
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