El Suzuki Burgman 400 abrió el segmento de los maxiescúteres en 1998 y sigue siendo un referente, y ahora se renueva para ser más limpio y aún más cómodo a los mandos. Tras sus actualizaciones de 2016 y 2018, el modelo recibe una nueva puesta al día con el objetivo principal de adaptarse a la normativa Euro5, pero también retoca su imagen, ergonomía y equipamiento.
Los cambios de diseño más significativos en este aspecto están relacionados con un mayor confort para los ocupantes. La posición de conducción resulta más cómoda, aumenta el grosor del acolchado del asiento (ahora mide 7,85 centímetros) y están disponibles accesorios como los protectores de puños y una pantalla más alta, que crece 7,5 centímetros respecto a la anterior.
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La practicidad sigue siendo uno de los puntos destacados del Suzuki Burgman 400 gracias, en buena medida, al hueco bajo el asiento de 42 litros, que permite alojar un casco integral y uno abierto. Además, tras el escudo delantero dispone de dos guanteras de 2,8 y 3,5 litros, una de ellas con una toma USB de 12 V.
Un aspecto clave de esta puesta al día es el motor, que ha experimentado cambios para adaptarse a la normativo Euro5. Se ha mejorado la combustión añadiendo una segunda bujía y se han realizado modificaciones en la culata, el pistón, los inyectores y los árboles de levas. Además, se ha instalado un doble catalizador. El resultado es una rebaja de las emisiones de CO2 (homologa 94 g/km, frente a los 98 anteriores) y un consumo de 3,8 litros cada 100 kilómetros. En el proceso se ha reducido la potencia de 31 CV a 29 CV, pero la velocidad máxima ha aumentado hasta los 135 km/h, frente a los 133 km/h anteriores.
Su parte ciclo se mantiene casi intacta, con un chasis de doble cuna y una horquilla delantera con 100 milímetros de recorrido (como la trasera) y amortiguador regulable. El nuevo sistema de freno del Suzuki Burgman 400, con doble disco delantero, cuenta con un sistema ABS de menor tamaño y peso.
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Apasionado del motor desde pequeño, primero de las motos y después de los coches, con especial predilección por los modelos nipones. Lleva una década dedicándose al sector, formado primero en Autobild y desde entonces en el Grupo Prisa, probando todo lo que haga ruido... o no.