Parecían una utopía hasta hace poco, pero ya están aquí. Los coches eléctricos son una realidad y, aunque tienen precios inalcanzables para la mayoría, demuestran que la tecnología está lista. Y con el tiempo pasará como con los primeros móviles y serán más asequibles.
En esta prueba se enfrentan cuatro modelos electrificados. El primero es el Nissan Leaf, un eléctrico puro, con 175 kilómetros de autonomía, que pueden bajar a menos de 100 según la conducción y más factores. El otro es el Opel Ampera, que ofrece lo mejor de los dos mundos: recorre de 40 a 80 kilómetros con las baterías, más pequeñas, y puede seguir después con un motor de gasolina que genera electricidad para el motor eléctrico y permite viajar como un coche normal.
Los otros dos rivales son híbridos y combinan un motor térmico y otro eléctrico de apoyo, alimentado con unas pequeñas baterías que se recargan en marcha. Y consumen un 20% menos de media y hasta un 30% en tráfico urbano denso.
El Toyota Prius fue el pionero en aplicar esta tecnología: va por la tercera generación y se han vendido más de dos millones. Reúne un motor de gasolina (99 CV) y otro eléctrico (82 CV) que rinden 136 CV en total. Y apenas gasta cinco litros reales en ciudad y de seis a siete en carretera. La alternativa europea es el Peugeot 3008 HYbrid4, el primer híbrido diésel. Reúne un motor 2.0 turbodiésel (163 CV) y otro eléctrico (37 CV) en las ruedas traseras que aporta tracción 4×4, y suman 200 CV en total. Anuncia un consumo medio de solo 3,9 litros, que en la práctica sube a seis en ciudad y siete en carretera. Pero viaja mejor que el Toyota y gasta hasta un 30% menos que otros coches de su tamaño. Aunque los cuatro son muy diferentes y poco comparables, el Peugeot gana porque es más completo como familiar. Y ofrece una versatilidad superior: es el más amplio, consume lo justo en ciudad y está mejor dotado para viajar. Sale caro, desde 33.800 euros, pero no demasiado para lo que ofrece.
El Ampera sería el segundo si no se valorara el precio, completamente exagerado: 45.709 euros (41.700 con la ayuda del Gobierno). Sobre todo porque su gemelo el Chevrolet Volt, cuesta al cambio 30.100 euros en EE UU (24.300 con subvención fiscal), un 35% menos. El Opel funciona de maravilla y propone la mejor solución técnica. Pero el Prius es más asequible: desde 22.700 euros, descuento incluido. Y cumple en todas partes, ciudad o carretera, aunque con menos espacio y prestaciones que el Peugeot.
Al Nissan le penalizan su escasa versatilidad y el precio. Es una delicia en ciudad, pero no vale como coche único: la autonomía impide viajar. Y vale 35.950 euros, 29.950 con la ayuda oficial. Si costara como en EE UU, 27.000 euros al cambio la versión básica y 28.650 la equivalente (21.300 y 22.800 con subvención), sería otra cosa. Pero estas diferencias del 30% a ambos lados del Atlántico son un misterio que ninguna marca ha logrado explicar (los impuestos solo justifican un 10%). Y resultan más difíciles de entender en un coche fabricado en un tercer país (Japón) que paga el mismo arancel.
Cuatro tecnologías diferentes, todas con Start&Stop y resultados muy variados. La prueba prima más la versatilidad de uso de cada solución que las prestaciones, y valora su funcionamiento en el entorno para el que se han desarrollado: ciudad, carretera o uso mixto (costes de uso en la página 14). Así, el Nissan es imbatible en el tráfico urbano, seguido del Opel; el Peugeot domina en carretera, con el Ampera muy cerca. Y el Toyota está a medio camino entre todos.
El Peugeot es el más completo. Reúne un motor 2.0 HDi turbodiésel (163 CV) y otro eléctrico para las ruedas traseras (37 CV) que aporta tracción 4×4. Lleva un cambio automatizado de seis marchas, accionable desde el volante, y cuatro programas, Auto, Sport, ZEV (solo eléctrico) y 4×4. Así, ofrece las mejores prestaciones en carretera, tanto en aceleración como en velocidad y recuperaciones. El cambio es lento y no resulta tan eficiente en ciudad, pero es el más versátil para circular en cualquier trazado y el mejor para viajar: tiene fuerza a bajo régimen, adelanta con más nervio y viaja a ritmos superiores.
El Opel Ampera es un eléctrico de autonomía extendida que permite viajar. Lleva un motor eléctrico (150 CV), baterías de 16 kWh y un 1.4 de gasolina (86 CV) que no mueve el coche: genera electricidad para alimentar al eléctrico al agotar las baterías. Incluye cuatro programas, normal, sport, montaña y retención, y puede recorrer de 40 a 80 kilómetros con las pilas y seguir 400 más con el generador. Y lo mejor es que permite circular en ciudad solo con las pilas (se carga en casa), y viajar cuando se necesita, siempre con buenas prestaciones: sorprende por su brío y viaja a buen ritmo.
El Toyota combina un motor 1.7 de gasolina (99 CV) y otro eléctrico (82 CV). Rinden 136 CV en total: no dan la potencia a la vez. El cambio es automático (CVT) y tiene tres programas: normal, eco y ev (eléctrico). Y sirve para todo: es ágil y muy eficiente en ciudad, y aunque tarda más en responder al acelerador, mantiene ritmos alegres y se defiende bien en carretera.
El Nissan Leaf es un eléctrico puro: motor eléctrico (109 CV) y baterías de 24 kWh. Pero con una autonomía teórica de 175 kilómetros, solo sirve para ciudad y alrededores. Tiene dos programas, normal y eco. Con el primero es ágil y tiene nervio; con el otro es más lento, pero corre lo suficiente para circular por ciudad y duran más las pilas. Sorprende por su suavidad y respuesta, aunque en carretera no es eficiente: agota pronto las baterías.
El Peugeot ofrece un comportamiento superior: es más estable y preciso, y añade una calidad de conducción y unos frenos mejores. El Ampera es ágil en las curvas, no balancea y sorprende por su tacto deportivo y eficaz. Los mandos del Prius y del Leaf (dirección y pedal de freno) muestran un tacto eléctrico que no transmite lo que pasa en la carretera, lo que, unido a sus ruedas ecológicas, hace que se agarren y frenen peor. Tienen aplomo en autopista, pero balancean más.
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