Máximo espacio con el mínimo desembolso sin renunciar a nada fundamental. Y con cualidades ruteras suficientes para el día a día y los viajes de vacaciones. Es lo que ofrecen el nuevo Citroën C4 Cactus, un modelo transgresor sin competencia, y los tres rivales elegidos para completar la comparativa: un turismo, un todoterreno tracción delantera y un monovolumen con suspensión elevada. Se impone el Skoda Spaceback, que explota sus cualidades dinámicas y un precio competitivo.
Conclusión
Domina el Skoda porque ofrece las ventajas dinámicas, la calidad de conducción y el menor consumo de los turismos a un precio muy competitivo. Le sigue el Citroën, con un diseño original que marca la diferencia, buen confort de marcha y una habitabilidad correcta para su tamaño. El Fiat supera al Duster por su habitabilidad y funcionalidad interior, y añade el mejor equipo de serie, aunque tiene el precio más caro. El Dacia ofrece la imagen sólida de los todoterrenos, buenas plazas traseras y una respuesta mecánica satisfactoria a precios imbatibles, pero el interior es muy espartano.
Los cuatro coches de esta prueba se podrían definir como modelos poscrisis. Tienen un tamaño y espacio suficientes, y mecánicas turbodiésel de prestaciones correctas y consumos ajustados para poder cumplir como coche único de familias jóvenes con uno o dos niños. Renuncian a algunos detalles –ninguno imprescindible– a cambio de reducir sus costes y poder ofrecer precios más asequibles.
El Skoda Spaceback domina la prueba porque combina las ventajas dinámicas de los turismos con un interior muy funcional, el mejor maletero y los consumos más bajos. Y todo con tarifas económicas. Se vende con tres motores de gasolina: 1.2 TSi de 85 CV y 105 CV (desde 16.940 y 17.640 euros) y 1.4 TSi DSG de 122 CV (20.090 euros). Y hay dos 1.6 TDi turbodiésel de 90 y 105 CV (18.280 y 18.980 euros).
El Citroën C4 Cactus es el segundo mejor, un modelo innovador que apuesta por el vanguardismo estético y elimina lo prescindible para bajar peso –y costes– y reducir los consumos. Pesa entre 100 y 300 kilos menos que los demás y destaca por su originalidad, es cómodo y tiene el consumo oficial más bajo, aunque en la prueba no lo ha confirmado: el Skoda ha gastado menos. Y acusa algunas carencias, como los elevalunas traseros o el cuentarrevoluciones. Se vende con un motor 1.2 VTi de gasolina y 82 CV (desde 14.750 euros) y dos turbodiésel: 1.6 e-HDi de 92 CV con cambio automatizado (16.850) y el 1.6 BlueHDi de 100 CV con caja manual de la prueba (desde 16.950).
El Fiat 500L Trekking se sitúa tercero, con un punto más que el Dacia. Este monovolumen con suspensión más alta y decoración campera es el más práctico y modulable por dentro como coche familiar, e incluye el mejor equipo de serie. Pero sale más caro. La gama cuenta con dos motores de gasolina: 1.4 de 95 CV (desde 17.150 euros) y 0.9 turbo de 105 CV (18.150). Y hay tres turbodiésel: 1.3 de 85 CV (18.650) y 1.6 de 105 y 120 CV (20.000 y 20.750).
El Dacia Duster es un todoterreno low cost con tracción delantera de imagen muy aparente e interior más austero. Destaca por su habitabilidad atrás y tiene un motor y un cambio (manual de seis marchas) de respuesta impecable, y unos precios sin competencia. Se vende con tracción delantera (4×2) y 4×4 y dos motores de gasolina: 1.6 de 105 CV (desde 10.900 euros) y 1.2 TCE (turbo) de 125 CV (13.750). Y tiene dos 1.5 dCi turbodiésel de 90 y 110 CV (14.250 y 14.850).
Los precios del Skoda y el Fiat no incluyen los descuentos, los del Citroën sí, y el Dacia no tiene. Todos pueden acogerse al Plan PIVE.
Conducción
Ventaja clara del Skoda, que es el único turismo de la prueba: tiene una carrocería más baja que siempre ayuda a mejorar el comportamiento dinámico. Además, está muy bien resuelto, porque tiene la dirección más precisa, unos neumáticos de perfil bajo más eficaces y unos balanceos de carrocería más equilibrados y previsibles. Y en conjunto, es el más fácil y agradable de conducir, destaca por su agilidad y da mucha confianza al conductor, que enseguida se siente como si lo hubiera conducido toda la vida.
Los demás están un escalón por detrás, pero por motivos diferentes. El Duster es el más alto, porque tiene carrocería de todoterreno, y en consecuencia, acusa más el peso y las inercias cuando se circula en zonas viradas. Sus reacciones son nobles y da confianza, pero obliga a girar más el volante al entrar en las curvas y parece menos ágil que los demás. El Fiat tiene un comportamiento muy homogéneo y no se inclina en exceso, pero es el más pesado. Además, la versión Trekking de la prueba equipa neumáticos mixtos para poder circular en tierra, aunque a cambio, tienen menos agarre en asfalto. Por último, el Cactus es el más peculiar. Las suspensiones muestran un buen equilibrio entre eficacia y confort, pero obliga a girar el volante en las curvas más de lo que se prevé en principio para mantener la trayectoria elegida. Este detalle penaliza su agilidad y a pesar de ser el más ligero de todos y tener solo dos centímetros más de altura que el Skoda, no permite una velocidad de paso por curva tan alta como el modelo checo.
Todos equipan motores con cilindradas y potencias parecidas: 1.6 de 100 CV en el Citroën y de 105 en el Skoda y el Fiat, y un 1.5 más pequeño, pero más potente, 110 CV, en el Dacia. Además, el Duster lleva cambio manual de seis marchas, igual que el 500 L, frente a los de cinco velocidades de los otros dos. Pero el mejor conjunto es el del Spaceback, que ofrece unas prestaciones algo superiores, en parte por su menor peso, y también por la aerodinámica: responde con más brío, tanto al acelerar como al recuperarse, y se agradece al adelantar, y también en el tráfico urbano. Los demás se defienden aceptablemente, el Citroën porque es el más ligero y el Dacia, porque tiene unas marchas más cortas y responde de forma más inmediata al acelerador. Por su parte el Fiat tiene que mover un peso superior y lo acusa con unas prestaciones algo inferiores a los demás.
Los cuatro frenan en distancias muy similares sin diferencias apreciables, aunque, salvo el Fiat, llevan tambores atrás, que pierden eficacia antes que los discos cuando se les exige, por ejemplo en descensos prolongados. El Fiat y el Dacia equipan neumáticos mixtos con menos adherencia en asfalto que les penalizan. El Skoda ofrece una calidad de conducción superior, con una ergonomía que se adapta mejor a cualquier talla y un tacto de mandos más preciso, dos aspectos que ayudan a disfrutar.
Consumos
El Skoda es el menos voluminoso y gasta menos, y salvo el Dacia, llevan Start&stop de serie, que reduce el consumo urbano. El Spaceback ha gastado menos en la prueba: cinco litros en conducción suave y siete estirando las marchas y en ciudad.
Le sigue el Cactus, con 5,5 litros a ritmos tranquilos y algo más de siete apurando las marchas y en tráfico urbano. El Dacia sube a 6,5 litros en conducción suave, 7,5 exigiendo al motor y ocho en ciudad. Y el Fiat acusa su altura y gasta siete litros a ritmos moderados y más de ocho en ciudad y cuando se le exige.
Las emisiones de CO2 son muy bajas en el Citroën, solo 89 g/km, frente a 114 g/km del Skoda, 122 g/km del Fiat y 127 g/km del Dacia.
Vida a bordo
El Citroën es el más original por dentro, pero para reducir peso –y a la vez costes– prescinde de elementos que penalizan el confort, como los elevalunas traseros –las ventanillas solo abren en compás– (ver foto), los asideros del techo, la salida de aireación del lado del copiloto o una instrumentación sin temperatura de agua ni cuentarrevoluciones. Pero el interior está bien presentado e incluye detalles vistosos, como la guantera con apertura hacia arriba o los tiradores de las puertas imitando correas. Y la calidad de materiales no desentona, aunque presenta unos ajustes mejorables y un sonido metálico poco convincente al cerrar las puertas.
El Dacia deja claro desde el primer momento que es un coche low cost. Así, busca la sencillez, tanto en el diseño como en la calidad de los materiales, y se aprecia en unos plásticos pobres y algunos mandos un tanto anticuados. Pero el conjunto es sufrido y transmite solidez. El Fiat presenta un aspecto muy moderno, colorista y aparente que alegra el ambiente, y añade una calidad de materiales y acabados correcta. Y el Skoda es también muy sencillo y algo austero, pero con la calidad de ajustes y solidez del grupo VW.
La habitabilidad refleja el tamaño de las carrocerías y aquí la ventaja es para el Dacia y el Fiat, que tienen más altura interior y dan más sensación de desahogo. Pero las mejores plazas delanteras son las del Skoda: incluye unos asientos más elaborados que recogen mejor el cuerpo. Justo lo contrario que el Dacia, que tiene una banqueta plana y no sujeta en las curvas. Los del Cactus son correctos y los peores son los del Fiat, con una banqueta muy corta y un respaldo duro que parecen empujar el cuerpo hacia delante. A cambio, el 500 es el más modulable, porque permite reclinar el asiento trasero y desplazarlo en longitud para aumentar el espacio para las piernas o ampliar el maletero.
El Fiat y el Dacia son más anchos por dentro, y el segundo está mejor dotado para alojar tres adultos atrás, porque tiene una banqueta y un respaldo corridos que penalizan menos al pasajero del centro. En el Citroën y el Fiat los dos de los lados tocan en el lateral del techo si viajan tres personas. El Skoda es el que ofrece más espacio para las piernas, seguido del Fiat, y tiene también el mejor maletero, y con unas formas más aprovechables. Después van el Fiat, gracias a su doble fondo y siempre que se adelantan las plazas traseras, y el Citroën. Y el Dacia es el que ofrece menos capacidad, aunque lo compensa con buenos huecos para objetos, aunque por detrás del Fiat, el mejor dotado: bolsas grandes en las puertas, tres guanteras, dos en el frontal del salpicadero y otra debajo, posavasos…
Los cuatro incluyen unas suspensiones cómodas que filtran bien los baches y permiten viajar con confort. Pero al Dacia y al Fiat les penaliza la incomodidad de los asientos delanteros y también la sonoridad, porque son más ruidosos y dejan oír en exceso la mecánica, en especial el Duster, que está insuficientemente aislado.
Precios y equipamiento
El Dacia es un todoterreno low cost con un precio imbatible, 16.050 euros. Le sigue el Skoda, 17.585 gracias a los descuentos. Y por detrás se sitúan el Citroën, 18.300, y el Fiat, que sube a 20.000. Pero todos pueden tener rebajas suplementarias (Plan PIVE o financiando la compra con la marca).
El equipo de serie en seguridad es el habitual: ABS, control de estabilidad ESP y seis airbags, salvo el Dacia, que solo incluye cuatro. Además, el Cactus suma el sensor de presión de ruedas. El Skoda, en cambio, aprovecha la menor altura de su carrocería y ofrece un comportamiento dinámico más noble y eficaz. El Duster balancea más, pero da confianza, y el Cactus y el 500 L Trekking son menos precisos en zonas de curvas.
El Fiat compensa en parte su sobreprecio con un equipo de serie superior. Junto a la dotación de seguridad, todos incluyen aire acondicionado, radio CD, ordenador de viaje, elevalunas delanteros y retrovisores eléctricos, USB y, salvo el Skoda, bluetooth (265 euros) y pantalla táctil. Y también control de velocidad y Start&stop (menos el Dacia). Además, llevan llantas de acero de 15 pulgadas (Spaceback), de 16 (Cactus y Duster) y de 17 y aleación (500 Trekking). El Citroën suma la rueda de repuesto de emergencia, y el Fiat y el Skoda, los elevalunas traseros eléctricos, y el modelo checo un año más de garantía (tres). Pero el 500 suma sensores traseros de aparcamiento y asiento posterior regulable en longitud.
Imagen y diseño
Pocos modelos aportan un diseño innovador y el Cactus es uno de ellos. Fusiona la silueta de las rancheras y los todoterrenos con unos ángulos muy redondeados y suspensiones más altas. Y culmina su originalidad con unos faros vanguardistas y los cojines de aire de las puertas y las esquinas, que crean una imagen diferente y rompedora. Por dentro es sencillo, pero innova en los detalles.
El Skoda apuesta por una línea afilada y moderna con carrocería bicolor (techo y portón), pero el diseño interior resulta anodino, aunque muy funcional. El Fiat es un monovolumen original, aunque se identifica poco con el 500, y los adornos todoterreno recargan su aspecto. Pero por dentro es alegre, colorista y práctico. El Dacia tiene una imagen sólida, vistosa y aparente, pero con un diseño interior espartano y anticuado.
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