Tras los lanzamientos de los Polestar 2 y Polestar 3, la marca sueca se prepara para la llegada al mercado del Polestar 4, su última creación. Su segundo SUV se posiciona por debajo del Polestar 3 en cuanto a dimensiones, aunque es igualmente un eléctrico muy avanzado y prestacional.
La tecnología de última generación se encuentra muy presente en el Polestar 4, con detalles incluso inéditos en la industria de la automoción. Es el caso de la eliminación de la luneta trasera, motivada por la configuración cupé de su carrocería crossover. Los diseñadores del coche concluyeron que la visibilidad general hacia atrás que ofrecen este tipo de propuestas es realmente limitada, por lo que decidieron ser más atrevidos en su solución.
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Las preguntas que se hicieron fueron determinantes: ¿para qué sirve un cristal pequeño, que condiciona la habitabilidad y, además deja muy poca superficie para mirar hacia atrás por el retrovisor? ¿No exista una fórmula más eficaz? Y la respuesta es la que ofrece el Polestar 4, que no cuenta con esa luneta y facilita la visibilidad a través de una cámara digital colocada en la parte posterior del techo.
Ventajas evidentes
La idea no es absolutamente nueva, pero sí poco frecuente fuera de los segmentos superiores del mercado. Tampoco es inédita la utilización de retrovisores digitales, aunque siempre combinados con la opción convenciona. La combinación de ambos aspectos es lo que aporta el Polestar 4, ofreciendo ventajas claras para los usuarios.
Por lo que se refiere a la habitabilidad, el techo completo hasta el maletero tolera unas formas que mejoran de forma significativa el espacio libre hasta la banqueta de los asientos posteriores. Pese al estilo cupé, con caída más pronunciada en su parte final, los ocupantes disfrutan de una sensación real de mayor espacio.
Se trata de un habitáculo muy luminoso gracias a su enorme techo solar. Además, Polestar a dotado a este SUV de una iluminación ambiental, que junto a unas ventanillas laterales de buenas dimensiones propician la luz necesaria para los ocupantes de estas plazas.
Una cámara de calidad
El problema de la visibilidad hacia atrás, más allá de los retrovisores laterales (que serían suficientes para la legalidad del vehículo, incluso careciendo de este sistema) se solventa a través de una cámara digital de 2,5 megapíxeles colocada en la parte posterior del techo y con un ángulo de visión de 120 grados.
Se ha cubierto con una pieza de formas muy estudiadas para protegerla de elementos como el agua o el polvo, sin olvidar su nula influencia negativa en la aerodinámica del coche.
Este dispositivo envía las imágenes a la pantalla de 8,9 pulgadas de ancho que hace las veces de retrovisor central. Es de tipo LCD de alta definición, con una resolución de 1.920 por 1.280 píxeles. Recibe actualizaciones de la cámara de forma constante al recurrir a la ingeniería de la empresa especializada Gentex, con la capacidad de procesar con inmediatez los datos enviados desde el dispositivo del techo.
Una de las utilidades interesantes del sistema es que el conductor puede, en caso de necesidad, desconectar el sistema digital y utilizar el retrovisor con un simple espejo, lo que puede resultar práctico para visualizar a los ocupantes de las plazas traseras. Y otra es que el enfoque gira hasta cuatro grados hacia ambos lados cuando se acciona el intermitente, mejorándose el ángulo de visión en ese sentido al realizar la maniobra.
Periodo de adaptación
La presentación internacional de Polestar 4 en Madrid ha permitido tener un primer contacto con este innovador sistema. Se comprueba que la altura libre para los asientos traseros es apreciable, con una sensación mucho menos claustrofóbica para los ocupantes que en otros SUV cupé de su estilo.
Adaptarse al espejo digital y la ausencia de luneta requiere un cierto tiempo. La luminosidad y precisión de la imagen contrasta con la que percibe el conductor durante el resto de su tarea, con lo que los cambios de visión exigen que el ojo se habitúe a ellos.
Con algo de tiempo, esa cierta incomodidad se mitiga, seguramente hasta su desaparición cuando se conduzca el Polestar 4 de forma habitual. En este caso, las ventajas de la digitalización se hacen más evidentes: un ángulo de visión superior, una enorme nitidez en la imagen, un menor deslumbramiento por los faros de otros vehículos desde atrás, posibilidad de regular el brillo de la pantalla…
En definitiva, Polestar ha resuelto con acierto y efectividad un desafío de diseño y tecnología que, por si fuera poco, se convierte en una seña de identidad del modelo, por original.
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Una vida sobre ruedas. De piloto (malo) de motocross a periodista deportivo en Diario AS, incluyendo una década en los grandes premios de MotoGP. Apasionado de los coches y las motos, en más de 30 años ha tenido el privilegio de probar unos cuantos cientos de unos y de otras. Ahora, subdirector en Prisa Motor.