La Dirección General de Tráfico (DGT) ha dado luz verde a una nueva regulación que marca un hito en la movilidad automatizada en España. Desde el 20 de junio de 2025, los vehículos que participen en ensayos de conducción autónoma deberán portar un distintivo rojo en el parabrisas, una medida que busca garantizar la seguridad y la trazabilidad de estos prototipos en circulación abierta.
Este adhesivo, que no guarda relación con las etiquetas medioambientales, debe colocarse en el ángulo inferior izquierdo del parabrisas. En caso de que el vehículo no disponga de cristal delantero, se exigirá su colocación en un lugar visible. La medida forma parte del nuevo programa marco para pruebas de vehículos automatizados, presentado oficialmente por la DGT el pasado 18 de junio.
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El distintivo será obligatorio para coches, camiones y autobuses automatizados que operen en fase de pruebas. Para ello, los vehículos deberán contar con autorización administrativa, sistemas de grabación de datos, seguro de responsabilidad civil y operadores capacitados, ya sea a bordo o en remoto.
La normativa contempla tres fases de ensayo. La primera se limita a entornos controlados, ideal para tecnologías en desarrollo que requieren validación técnica. La segunda permite pruebas en condiciones más reales, incluso para vehículos sin normativa de homologación vigente. La tercera fase está reservada para modelos que se encuentran en etapas previas a su comercialización, ya homologados o en proceso de obtener autorización para circular.
España, país pionero para los coches autónomos
Según fuentes de la DGT, esta iniciativa posiciona a España como uno de los países pioneros en la integración segura de vehículos automatizados en el tráfico general. El objetivo es doble: fomentar la innovación tecnológica y garantizar que los ensayos se realicen bajo estrictos criterios de seguridad.
La pegatina roja no solo servirá como elemento identificativo, sino también como herramienta de control para las autoridades. Su uso permitirá a los agentes de tráfico y a los sistemas de supervisión reconocer de inmediato qué vehículos están en fase de prueba, facilitando la gestión de incidencias y el análisis de comportamiento en carretera.
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