‘Smartphones’ con ruedas

La conectividad moderna abre una nueva dimensión en el automóvil. Los próximos frentes: acceso a Internet y uso de aplicaciones diseñadas para el coche

Farmacia de guardia más cercana”. La frase, pronunciada a ser posible con una buena vocalización, será sin duda una de las propuestas frecuentes dentro de poco tiempo, una vez instalados dentro de un automóvil “conectado”. Otra: “Hotel de cuatro estrellas más próximo con habitaciones libres”. Las nuevas tecnologías traen el futuro a una velocidad de vértigo. De momento ya podemos solicitar información sobre plazas de aparcamiento libres, restaurantes… La conectividad de los automóviles abre un nuevo campo en el que hay todavía muchas incógnitas por resolver, pero tras el que se vislumbra un mercado potencial de grandes dimensiones. Un horizonte ante el que las empresas implicadas no pueden permanecer en punto muerto.

Todo parece indicar que nos encontramos en los albores de una nueva dimensión en el mundo automovilístico. Hace unos meses, la asociación de los fabricantes de automóviles, ANFAC, y la consultora Accenture presentaban un informe sobre el Vehículo conectado, entre cuyas conclusiones destacaba que para el 66% de los conductores españoles, la decisión de compra está más condicionada por la tecnología que por el rendimiento del vehículo. El interés de los conductores por la próxima generación de tecnologías para automóviles podría marcar, por tanto, la demanda en las ventas futuras.

Por su parte, IBM anunciaba que el 90% de los vehículos que salgan al mercado el próximo lustro llevarán incorporado algún elemento de conectividad. Telefónica Digital elaboró un informe al respecto en 2013, según el cual en 2022 habrá 700 millones de automóviles conectados, 1.100 millones de dispositivos posventa en el ámbito del denominado “infoentretenimiento”, la navegación… y 1.800 millones de conexiones entre dispositivos (machine to machine, M2M) que supondrán un negocio de 422.000 millones de dólares (321.000 millones de euros). A mitad de camino, la asociación de operadoras de móviles GSMA y la consultora SBD calculan para 2018 una cifra próxima a los 40.000 millones de euros.








Pantalla multifunción de Volvo, con formato vertical.




La realidad actual, sin embargo, está bastante lejos en términos económicos -13.000 millones en 2012- y mucho más, respecto a las previsiones de hace unos años, en desarrollos tecnológicos. Sin llegar a compararla con los planteamientos de ciencia-ficción, la comunicación entre automóviles o infraestructuras para la movilidad está a mucha distancia también de los cálculos publicados con el cambio de siglo.

Eso sí, cerca del 75% de la población vivirá en entornos urbanos “inteligentes”, según el estudio anual sobre El coche del mañana que realiza el portal de venta de automóviles de ocasión AutoScout 24. El dato supone un respaldo importante para los próximos desarrollos tecnológicos. “Hay más promesas que realidades y más incógnitas que respuestas”, señala Javier Clarke, director de Mobile & New Media de la filial española de la asociación de empresas de publicidad y marketing digitales, IAB (Interactive Advertising Bureau), responsable del último informe presentado al respecto: I Estudio anual de coches conectados. Entre las conclusiones del mismo destaca la gran fragmentación que existe en la actualidad con hasta cuatro sistemas operativos, ocho modos de conexiones y un gran número de aplicaciones. Un frondoso bosque que necesita simplificar cuanto antes sus propuestas para alcanzar un rápido desarrollo y en el que el usuario puede desempeñar un papel importante con sus preferencias.

De momento, hay dos decisiones que contribuirán también a corto plazo a su impulso. La Unión Europea está decidida a que, a partir del año que viene, todos los coches salgan de fábrica con el sistema de aviso automático de accidentes, eCall, y a facilitar también la itinerancia entre sus países miembros con la eliminación del roaming, por el que se incrementa el precio de las conexiones móviles entre los mismos.

Sistemas en liza

El año 2015 va a ser también en el que estarán funcionando los cuatro sistemas operativos que tratarán de llevarse el gato al agua de una mayor implantación internacional, con las ventajas que eso supone a la hora de imponer estándares y homologaciones. Tres de ellos se han vestido ya de largo y el cuarto lo hará próximamente.

El MirrorLink, desarrollado por Nokia, no ha sabido aprovechar su ventaja pionera y son, de momento, los desarrollados por Google –Android Auto– y Apple –Carplay– los mejor posicionados. La apuesta de Microsoft -Windows in the Car- tendrá que dar también un acelerón para tratar de no perder comba en las próximas batallas.








Sistema Carplay de Apple, para Ferrari.




Uno de los primeros frentes que se van a plantear es el duelo entre los sistemas que apuesten por los mecanismos incorporados directamente en el automóvil – in car -, basados en tecnología SIM, y el de los que funcionen a través del smartphone. Los primeros tendrán un coste superior y una mayor implantación, por tanto, en las marcas premium . Por su parte, los segundos gozarán, en principio, de una mayor presencia inicial al servirse del apoyo de los smartphones. Y todo parece indicar que en España, el mejor posicionado en ese sentido es el sistema de Google, al estar basado en la tecnología Android, con gran ventaja frente a los iphones de Apple, que apenas alcanzan el 15% del parque actual de teléfonos móviles.

De cualquier manera, como señala Juan Antonio Corrales, cofundador de la web de información de aplicaciones Applicantes, que ha participado también en el estudio, “van a tener que convivir distintas soluciones hasta que el usuario termine imponiendo sus preferencias”. Algo de lo que son conscientes los fabricantes de automóviles, muchos de los cuales apuestan por incorporar dos o más sistemas para no quedarse fuera del mercado. Incluido, en algunos casos como el de BMW, el suyo propio.

Otro factor a tener en cuenta en los desarrollos futuros es la distinta longevidad que presentan los automóviles, con periodos superiores incluso a los 10 años, en los que han podido quedar obsoletas varias generaciones sucesivas del mismo sistema telemático.

Hay ya 24 marcas con opciones de conectividad, siendo BMWConnectedDrive “una de las mejores propuestas disponibles en el mercado, en el que también destacan Volvo, Toyota, Ford y Peugeot/Citroën”, según el informe de IAB, en el que se han analizado también 223 aplicaciones, de las que el 62% son in car y el 37% funcionan vía smartphone. BMW es la marca con un mayor número de apps (34), seguida de Renault, con 24, y Mercedes, con 22.

Facebook se sitúa en primera posición seguida de Google y Twitter. Doce marcas ofrecen algún asistente de voz y 11 tienen portal para activar o gestionar servicios conectados a apps y cuentan con su propio mercado de aplicaciones.

En cuanto a los sistemas de pago, la mayoría de las marcas proponen ofrecer de forma gratuita los servicios durante un periodo determinado de tiempo, a partir del cual entrarían en vigor distintos tipos de tarifas, según el uso.



Seguridad y privacidad


Hay dos vías que van a enmarcar sin duda los límites del desarrollo de la conectividad en la industria automovilística: la seguridad y la privacidad.

Las distracciones del conductor son uno de los principales factores de siniestralidad -el 50% de los accidentes, según la Dirección General de Tráfico– y la incorporación de Internet y todas sus posibilidades al coche pueden acrecentarlo. Trece millones de españoles reconocen usar el móvil mientras conducen, casi cuatro millones contestan mensajes SMS o leen un whatsapp, 2,7 millones admiten que no utilizan el manos libres y más de medio millón aseguran que han estado muy cerca de sufrir un accidente por usar el móvil mientras conducían. Según un reciente estudio de Ford, uno de cada cuatro conductores jóvenes europeos se ha hecho alguna autofoto o selfie al volante de su automóvil.

Frente a este tipo de datos surgen campañas como la de Stop chatear, impulsada por el Race, Castrol y BP, y se hace necesario también un estrecho control de las pantallas multimedia de los automóviles conectados. Sistemas táctiles, ruedas, voz… otro de los ámbitos en los que habrá que establecer estándares mínimos de seguridad, como el uso restringido al coche parado o velocidades máximas.

Pero si los riesgos con la seguridad de este nuevo mundo de la conectividad del automóvil son importantes, no lo son menos los de la pérdida de privacidad. Hace unos meses, el entonces todavía presidente de Ford, Allan Mullaly, que, casualidades del destino, ha cambiado su despacho por una silla en el equipo de dirección de Google, tuvo que dar un tirón de orejas al director de marketing, James Farley, por su declaraciones sobre la gran cantidad de información de que disponían de los usuarios de modelos de su marca gracias a los nuevos sistemas telemáticos.

La incorporación de Internet en el automóvil, como ya ha ocurrido con el ordenador y el móvil, abre también una nueva vía de acceso a informaciones delicadas y al uso ilegal de las mismas.

El robo de un smartphone conectado a un automóvil o el acceso a determinados códigos y contraseñas puede llevar consigo el robo del mismo, o incluso la manipulación del mismo a distancia.



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