El curioso truco de la botella de plástico para dejar de aparcar ‘al toque’

Los coches más antiguos carecen de sensores y ayudas para hacer más sencilla esta maniobra a todos los conductores.

botella

Foto: X: @orikron

Aparcar es una de las maniobras que más respeto infunde a los conductores y la tecnología sirve de ayuda en muchos casos. No obstante, los coches más veteranos no están equipados con estos sistemas: para ellos es este peculiar truco.

Según la patronal de las estaciones de inspección AECA-ITV, la edad media del parque automovilístico español era de 14,9 años de antigüedad en 2022. Por ello, buena parte de los coches no cuentan con avances como cámaras 360º y visión cenital para calcular, a la perfección, la trayectoria y la distancia respecto a los otros vehículos, al bordillo, a las líneas que delimitan la plaza…

La ausencia de tecnología que convierte el aparcamiento en una maniobra sencilla ha agudizado el ingenio de este estudiante asiático. Ha dado forma a una particular técnica con la que es posible aparcar bien, a la primera y con garantías de no rozar ningún vehículo.

Su invento se compone de una botella de plástico pegada, de una forma rudimentaria, al parachoques trasero: en su interior hay un líquido de color oscuro. Está unida a un pequeño tubo de goma que recorre el exterior del coche hasta la ventanilla del conductor: allí entra en el interior y desemboca en un vaso.

A la hora de aparcar, si este recipiente se llena con el líquido oscuro, el conductor sabrá que su coche está demasiado cerca del otro: rectificará la maniobra a tiempo. Quedaría por ver si el tiempo que tarda el fluido en llegar de un punto a otro es suficiente para evitar daños.

Pasos para aparcar fácil en batería

A la hora de aparcar en línea, con los vehículos dispuestos en fila uno detrás del otro, hay una serie de pasos que garantizan una maniobra sin incidentes:

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Elena Sanz Bartolomé

Desde que aprendió a hablar y escribir, una de sus pasiones siempre fue contar todo lo que pasaba a su alrededor. Hizo las maletas y cambió Zaragoza por Madrid para estudiar Periodismo en la Universidad Complutense. Antes de graduarse, el mundo del motor se cruzó en su camino… y nunca lo ha abandonado.

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