Creado por el Dr. Seuss, hay un personaje icónico de esta época del año que, eso sí, se caracteriza por un sentimiento contrario al imperante. El Grinch odia la Navidad, pero también tiene en el punto de mira a algunos conductores.
El Grinch ha hecho acto de presencia en la autopista que recorre los Cayos de Florida, según informa EFE. Su misión no es estropear la Navidad a nadie, sino dar el alto a los conductores que no respetan los límites de velocidad. Los mismos a los que obliga a elegir entre una multa o una cebolla.
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No es ninguna broma. Hace más de 20 años e inspirado en la película ‘Cómo el Grinch robó la Navidad’, protagonizada por Jim Carrey, el coronel Lou Caputo tuvo una idea: disfrazarse de este personaje.
El Grinch, acompañado de varios agentes de tráfico, vigila si los conductores que pasaban por los alrededores de la escuela primaria de Cayo Largo, en la costa sur de Florida, respetaban los límites de velocidad. ¿Cómo? Con radares, por supuesto.
¿Multa o cebolla?
Disfrazado del personaje del Dr. Seuss, su misión pasa por recordar a los conductores un par de normas: en las zonas escolares, no deben sobrepasar la velocidad máxima de la vía y no deben usar el teléfono móvil.
Cuando dan el alto a un coche, los agentes verifican la matrícula y el carnet de conducir. Si todo está en orden, piden al conductor que espere en el vehículo y es, entonces, cuando aparece El Grinch para preguntarle: “¿Multa o cebolla?”.
A lo largo de este tiempo, todos los conductores, sin excepción, han elegido la cebolla. El coronel Lou Caputo cree que se debe a la naturaleza inesperada de la oferta, que los pilla desprevenidos. Añade, bromeando, que este bulbo es un regalo versátil que se pueden usar para todo.
Sanciones reales
A pesar del toque humorístico, el coronel hace hincapié en que la acción tiene un trasfondo más serio: promover la seguridad vial en zonas escolares.
Eso sí, el Grinch únicamente hace acto de presencia ante los conductores que superan el máximo en unos pocos kilómetros. Los que circulan a elevadas velocidades sí reciben una multa real sin opción a cambiarla por una cebolla.
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Desde que aprendió a hablar y escribir, una de sus pasiones siempre fue contar todo lo que pasaba a su alrededor. Hizo las maletas y cambió Zaragoza por Madrid para estudiar Periodismo en la Universidad Complutense. Antes de graduarse, el mundo del motor se cruzó en su camino… y nunca lo ha abandonado.