Cuando un conductor supera el límite de velocidad y los agentes le dan el alto, no hay excusas que justifiquen la infracción cometida. A pesar de ello, son muchos los que dan rienda suelta a su imaginación para intentarlo: el resultado son las invenciones más surrealistas y, en algunos casos, inútiles.
En la plataforma Reddit alguien lanzó la siguiente pregunta: “¿Cuáles han sido las excusas más divertidas que la policía ha recibido de quienes exceden los límites de velocidad?”. Las respuestas no se hicieron esperar.
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El velocímetro como excusa
Una conductora narró cuál fue su excusa para justificar su exceso de velocidad. Circulaba por Nebraska a bordo de su Ford Escort Pony de 1991 cuando vio las luces de un coche patrulla que circulaba detrás de ella y le indicaban que parase en el arcén.
El agente le preguntó: “¿Por qué no te detuviste cuando encendí las luces por primera vez?”. Su respuesta fue sencilla: “No le vi”. Algo que al policía no le cuadraba: “He estado siguiéndote durante ocho minutos a 172 km/h, he tenido las luces encendidas todo el tiempo. ¿Cómo es posible que no me hayas visto?”.
Su explicación fue inesperada: “Eso no puede ser cierto: este coche no va tan rápido”. El agente insistió: “Eso es lo que estabas haciendo y podría arrestarte ahora mismo por ello”. Ella tampoco cesó en su empeño: “Oficial, de verdad, no lo hace. No puedo ir a más de 136 km/h (85 mph). Mi velocímetro lo dice”. Y, en efecto, el cuentakilómetros señalaba que el límite del Ford Escort Pony era esa velocidad.
El hombre que iba a tener un bebé
Un policía, por su parte, ha contado que una vez detuvo a un hombre que iba a 110 km/h por una calle limitada a 64 km/h (40 mph): “Cuando le pregunté por qué iba a exceso de velocidad, me miró y gritó: voy a tener un bebé. Como era un hombre, le pregunté dónde estaba su esposa. Comenzó a gritar de nuevo y me dijo que él iba a tener el bebé. Luego se fue sin mi permiso”.
El agente hizo una llamada y otra patrulla detuvo al conductor: “No solo tenía un gran sentido del humor: también estaba bajo los efectos de las drogas”.
El Monopoly como excusa
La última historia llega de la mano de un usuario que fue testigo de una de estas situaciones: “Tengo un primo con un gran sentido del humor y una estrategia para intentar salir airoso”.
Y añade: “Una vez estaba en el coche con él y le dieron el alto por hacer una carrera de velocidad con otro vehículo en un semáforo en rojo. Extendió la mano hacia la guantera para sacar lo que supuse que sería su licencia”.
Nada más lejos de la realidad: “Cuando el policía se acercó, le mostró la tarjeta de Monopoly que, en el juego, te permite salir gratis de la cárcel. Al agente le pareció gracioso y le dejó irse con una advertencia verbal, pero se quedó con la tarjeta”.
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