Hay despistes que son de agradecer, aunque en un primer momento no lo parezcan. Lo sucedido hace unos días en Greenwich, en el estado de Connecticut (Estados Unidos) da buena cuenta de ello.
La historia comienza con unos auriculares Airpods olvidados dentro de un Ferrari. Lo que parece un descuido que, cómo máximo, puede suponer una tarde entera sin música, acabó siendo un salvavidas contra un carísimo robo.
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La Policía de Waterbury (Greenwich) recibió, hace unas semanas, el aviso de que un Ferrari 812 GTS había sido robado. Este coche volvió a fabricarse en 2019, recogiendo el testigo del Spider V12, y equipa un motor V18 de 800 CV. Su precio empieza en los casi 340.000 euros, pero puede subir bastante más gracias a las configuraciones GT disponibles.
Pues bien, el propietario de este Ferrari había olvidado sus Airpods dentro del coche cuando se produjo el robo del deportivo. Dándolos también por perdidos, no se pudo imaginar que le servirían para recuperar el coche.
Según ha contado la policía, gracias a que estos auriculares de Apple estaban conectados al teléfono del joven, también de esta marca, pudieron dar con la ubicación del coche. Y es que gracias a la conexión entre ambos dispositivos es posible geolocalizarlos cuando se pierden.
El ladrón también se olvidó algo
Solo hubo que seguir el rastro de los Airpods para encontrar el Ferrari, que se encontraba en posesión de un joven de 22 años que ya había sido fichado en otras ocasiones por la policía. El sospechoso intentó escapar, colisionando el Ferrari contra un coche de la policía. Sufrió daños leves y, al final, fue recuperado y entregado a su legítimo dueño.
Pero la historia continua: el presunto ladrón se olvidó su propio teléfono en el Ferrari. Gracias a la información del dispositivo, vieron que habí apublicado imágenes desde el interior del deportivo en sus redes sociales. Debido al error que cometió el sospechoso, finalmente fue detenido unos días más tarde cometiendo el robo de otro vehículo.
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Graduada en Periodismo por la Universidad de Zaragoza, su primer contacto con el mundo del motor fue en los mundiales de MotoGP y Superbikes. Dio el salto al periodismo de motor hace cinco años y, desde entonces, sigue todo lo que tenga ruedas, especialmente si es made in Italy.