Alerta de huracán: ¿por qué el agua salada puede hacer que los coches eléctricos estallen en llamas?

Tras el huracán Helene, la subida del nivel del agua del mar plantea riesgos para los vehículos eléctricos.

Si un coche eléctrico se incendia, es muy difícil de apagar.

Los incendios de vehículos eléctricos han sido noticia durante años, pero tras el huracán Helene, de categoría 4 y que ha causado una devastación récord por el viento, la lluvia y la marejada ciclónica, los vehículos eléctricos se están quemando espontáneamente y el agua salada es el principal culpable.

El gobernador de Florida, Ron DeSantis, pidió a los propietarios de vehículos eléctricos que llevaran sus vehículos a zonas más altas antes del paso de Helene para evitar la inmersión y minimizar la probabilidad de incendios.

Tesla aconsejó también a los propietarios que evitaran dejar que sus vehículos se sumergieran. Si esto pasaba y se remolcaba el vehículo, insistió en que se situara al menos a 15 metros de distancia de cualquier combustible hasta que pudiera ser inspeccionado por un mecánico.

¿Por qué el agua salada es un riesgo?

El agua salada supone un riesgo especialmente grave para las baterías de los vehículos eléctricos porque la sal conduce la electricidad.

La Administración Nacional de Seguridad del Tráfico en Carretera (NHTSA) lleva investigando este fenómeno desde que los vehículos eléctricos empezaron a incendiarse tras el huracán Sandy en 2012, pero cuantificar el problema ha resultado difícil.

Pick-up en la playa

Las inundaciones de agua dulce en California no han causado la misma frecuencia de incendios de vehículos eléctricos que en Florida tras varios huracanes en la última década, y los investigadores creen que la culpa es del agua salada.

Y es que los vehículos eléctricos con baterías de iones de litio pueden incendiarse si las baterías entran en cortocircuito y empiezan a calentarse. Si el calor empieza a propagarse entre las distintas celdas de la batería, puede provocar una reacción en cadena denominada ‘fuga térmica’.

Al parecer, según este organismo americano, si el agua salada es capaz de crear un puente entre los terminales positivo y negativo de la batería, puede provocar un cortocircuito.

Los fabricantes ya lo tienen en cuenta

Los fabricantes de automóviles diseñan sus baterías para evitar este problema. Suele haber separaciones o barreras aislantes entre las distintas celdas de la batería, y los fabricantes toman medidas para evitar la entrada de humedad. Pero tienen que incluir formas de que las baterías ventilen el calor.

Batería de un coche eléctrico.

El problema empieza cuando las baterías se sumergen en agua estancada. Ahí es donde empieza a superar los sellos de la batería.

Los daños causados por la inmersión de un vehículo eléctrico en agua salada no desaparecen cuando el agua se retira. A veces, estos coches sumergidos en agua salada pueden incendiarse mucho después de que el agua se evapore, ya que la sal conductora sigue presente.

Tras el huracán Ian, se calcula que 5.000 vehículos eléctricos se vieron afectados por el agua y 36 de ellos se incendiaron. No todos los vehículos eléctricos que se sumergen se incendian, pero es importante prestar atención a las advertencias, ya que los incendios de vehículos eléctricos son muy difíciles de extinguir.

Florida se enfrenta actualmente a un elevado riesgo de que se produzcan estos incendios debido a la marejada ciclónica del huracán Helene, que ha provocado que el agua del océano inundara algunas zonas hasta seis metros de profundidad.

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