Los coches actuales son un ordenador con ruedas. Casi cualquier función está controlada por la informática y la electrónica. Los pequeños procesadores integrados en el motor regulan casi todas las funciones importantes, como el encendido, la inyección de combustible o el sistema de escape.
Por eso, modificar algunos parámetros, como la potencia, es una operación en teoría relativamente sencilla. Basta conectar la centralita del coche a un ordenador que tenga instalado el programa adecuado.
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¿Para qué sirve reprogramar la centralita del coche?
La ECU (del inglés engine control unit) es la unidad que regula el funcionamiento del motor, y actuando sobre ella pueden incrementarse de un 10% a un 30% los valores de potencia y par (fuerza de empuje). Por tanto, reprogramar la centralita del coche sirve para elevar las prestaciones y mejorar la respuesta del motor.
Eso sí, siempre a costa de incrementar el consumo de combustible y, a la larga, disminuir la vida útil de la mecánica. Esta intervención es lo que se llama reprogramación del motor y no hay que confundirla con la instalación de los chips de potencia. Estas centralitas accesorias se venden en el mercado como dispositivos específicos para conectarlos al sistema electrónico del coche y así también aumentar las prestaciones de su motor.
Ningún beneficio en la mayoría de los casos
Por lo general, este tipo de preparaciones solo tienen sentido en coches deportivos ya de por sí muy potentes, porque en los modelos más populares ganar del orden de cinco a diez caballos no aporta ningún beneficio. Más bien lo contrario, porque aumentan el consumo y por lo tanto las emisiones, y comportan además algunas obligaciones legales.
Estas intervenciones, por tanto, se desaconsejan para los vehículos particulares de uso cotidiano. Lo primero por su coste, que puede ir desde los 500 euros hasta más de 10.000 euros. Ocurre en los casos de las preparaciones más extremas, que también requieren sustituir algunas piezas del motor.
De todas formas, y en el caso de realizarlas, siempre será aconsejable recurrir a talleres especializados y con experiencia en este tipo de transformaciones.
Modificar los parámetros de la centralita del coche es una decisión que conlleva otros inconvenientes. En primer lugar, está el peligro de rebasar los límites de tolerancia para los que ha sido diseñado el motor, en cuyo caso los resultados pueden ser catastróficos. Es posible provocar desgastes y averías muy serias en elementos clave como el turbocompresor o el embrague, y que a la larga pueden afectar a toda la mecánica.
Obligación de comunicarlo a la ITV y al seguro
Y no serán estos los únicos quebraderos de cabeza que puede desencadenar una operación de este tipo. Cualquier modificación que se realice respecto a los datos de fábrica deberá ser registrada en la ficha técnica; tendrán que ser verificada por la ITV, que comprobará si se ha realizado de forma correcta y dentro de los parámetros permitidos por el fabricante.
También habrá que comunicarlo al seguro. En caso contrario, la modificación introducida en el motor podría invalidar los términos de la póliza, con las graves consecuencias que eso comporta.
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