Una amiga me asegura que dejó de conducir por no soportar el suplicio que suponía para ella aparcar el coche. No hubo forma de convencerla de que era sólo una cuestión de tiempo, y también algo de práctica, superar el trago con menos agobios. Puede que se trate de un caso extremo, pero lo cierto es que son muchos los conductores que pasan auténticos apuros a la hora de estacionar su vehículo.
Partamos de la base de que, como en casi todo, hay personas más habilidosas que otras a la hora de completar una maniobra que, reconozcámoslo, no siempre es tan simple como nos gustaría. Sin embargo, cualquier automovilista puede mejorar de forma evidente en esta operación siguiendo unos trucos básicos que a menudo nos pasan desapercibidos. En este caso, nos referimos a los aparcamientos en línea, por lo general más complicados para la mayoría que los que realizamos en batería:
AFINAR CON LA MEDICIÓN
Parece obvio pero no siempre lo es: si no cabe, no cabe. Debemos calcular bien el espacio disponible antes de empecinarnos en aparcar en un hueco demasiado pequeño. Debemos conocer el tamaño de nuestro coche y ser habilidosos al medir el sitio que encontramos, porque lo que no vale es esa fea costumbre de empujar a los otros coches para ganar unos centímetros
HUIR DE LAS PRECIPITACIONES
Tampoco en esto la velocidad es buena consejera. No hay que precipitarse en las maniobras, ni dejar que los nervios compliquen aún más las cosas. Fundamentalmente porque si lo hacemos, no sólo no ganaremos tiempo sino que lo más probable es que la maniobra se prolongue más de lo necesario con intentos fallidos. Y si hemos señalizado con antelación y de forma correcta nuestra intención conquistaremos el respeto de los otros conductores que deban esperar unos segundos.
A LA DISTANCIA JUSTA
En los estacionamientos en línea hay que guardar una distancia correcta con el vehículo que quedará a nuestro lado y en paralelo. Un metro entre las carrocerías puede ser una buena referencia, aunque todo dependerá del ancho de la calzada y de si hay también coches estacionados en el otro lado, con lo que se limitará el ángulo de giro.
BIEN COLOCADOS
Es fundamental que detengamos nuestro coche en el sitio preciso antes de empezar a dar marcha atrás. Lo aconsejable es que nuestras ruedas traseras se encuentren en línea con el paragolpes del coche que tenemos delante del hueco y en paralelo a nosotros.
CUESTIÓN DE APUNTAR
En ese instante toca girar por completo el volante en la dirección en la que queremos aparcar y comenzamos a dar lentamente marcha atrás. ¿Y cuándo hay que enderezar? Pues lo más sencillo y válido pasa por girar por completo en sentido contrario (es decir, hacia la calzada exterior) cuando desde el retrovisor del lado del conductor veamos el faro de ese mismo lado del coche que tenemos detrás. También podemos recurrir a la visión directa mirando hacia atrás para deshacer el giro en el instante que el frontal del coche de referencia ocupe casi por completo la luneta posterior del nuestro. Es más fácil hacerlo que explicarlo, no lo duden…
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