Como consecuencia de la tensión política desencadenada por la guerra de Ucrania, el alza en el precio de los combustibles y el deterioro en la cadena de suministro, el fabricante francés Renault ha decidido abandonar su actividad en suelo ruso.
Después de ceder su participación en el grupo local Autovaz (67,69%) al precio de un simbólico rublo, cede también sus activos comerciales y su planta industrial a la ciudad de Moscú.
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Ha sido una decisión difícil para el fabricante galo, ya que Rusia suponía hasta ahora su segundo mercado después del francés. Una coyuntura que sin embargo ha aprovechado sin demora el alcalde de Moscú para anunciar que el complejo industrial desafectado será aprovechado en breve para fabricar coches bajo la desaparecida marca Moskvitch.
La ayuda del fabricante Kamaz
Sergei Sobyanin, alcalde de la capital rusa, ha declarado que la fábrica, con una larga historia a sus espaldas, pasará a manos del consistorio. Bajo la supervisión técnica del fabricante local de camiones Kamaz, volverá a producir coches para evitar su cierre y que miles de sus trabajadores queden en el paro.
En concreto la planta moscovita volverá a producir el Moskvitch, nombre que en ruso quiere decir ‘nacido en Moscú’. Era una berlina popular que empezó a fabricarse después de la II Guerra Mundial y cuya primera entrega, el modelo 400, estaba basada en el Opel Kadett alemán.
Futuro eléctrico
En décadas posteriores le sucedieron otras tres generaciones de Moskvitch, que motorizaron al pueblo ruso durante 45 años. Pero la caída del telón de acero y la llegada de vehículos occidentales más avanzados y competitivos abocaron al cese de la producción del Moskvich en 2002.
Sin embargo, los Moskvitch han seguido circulando desde entonces. Su robustez y la sencillez de su mecánica, fácilmente reparable, han posibilitado que en Rusia todavía permanezcan en activo unos 200.000.
Por supuesto, el primer reto para la fábrica de Moscú será actualizar el modelo con tecnología más moderna. Algo que añadirá no pocas dificultades a los planes del alcalde, por el tiempo que se necesita para proyectar y desarrollar un nuevo modelo de coche.
Un Moskvich eléctrico
Pero los problemas para reactivar la fábrica no parecen arredrar al regidor moscovita, que ha aventurado objetivos aún más ambiciosos en esta iniciativa industrial.
Según ha declarado, la producción del Moskvitch se iniciará a finales de este mismo año en versiones con motor de combustión convencional. Más adelante serán reemplazados por otros modelos de última generación y mecánica 100% eléctrica.
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