Aunque parezca que no hay hueco para más, las marcas siguen encontrando nuevos formatos para los todocaminos. Hace poco fue Land Rover la que dio la campanada con el Evoque Convertible, y parece que no ha sido más que el pistoletazo de salida para inaugurar la era de los SUV descapotables.
Aunque parezca difícil de combinar ambos conceptos (Nissan con su fallido Murano CrossCabriolet puede dar fe de ello), Land Rover lo ha clavado con su creación y, buscando repetir su éxito, ya asoman las primeras marcas a rebufo, como Volkswagen con su T-Cross Breeze.
Todavía un prototipo, se desconoce de momento si llegará a ser un modelo de producción o si, de hacerlo, mantendría el techo de lona o acabaría convertido en un todocamino convencional.
Lo que si se sabe es que está basado en la plataforma modular del Volkswagen Cross Polo, tiene un peso de solo 1.250 kg y monta un propulsor 1.0 TSi gasolina tricilíndrico de 110 CV asociado a una caja de cambios DSG de doble embrague y siete marchas. Volkswagen afirma que hace el 0-100 en 10,3 segundos, consume 5,0 l/100 km y emite 115 g/km de CO2.
No obstante, dado su estatus de prototipo, lo que interesa es su lenguaje de diseño y como se puede reflejar en futuros modelos de producción (ya sea un T-Cross Breeze de serie u otro SUV derivado). El frontal centra la atención entre la ancha parrilla y los grupos ópticos inferiores cuadrados, los nervios que marcan capó y laterales son muy limpios y rectos, las llantas de 19 pulgadas son muy llamativas y el techo de lona, una vez cerrado, ayuda a conformar una silueta de cupé.
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