El coche que cambia de color ya es una realidad, aunque por el momento solo sea en forma de prototipo: el BMW iX Flow, que llamó ayer la atención de los espectadores de El Hormiguero, cuenta con tecnología que le permite variar el tono de su carrocería con solo pulsar un botón.
Este ejemplar único de BMW fue presentado por primera vez en enero, en el CES de Las Vegas, una de las citas anuales más importantes en el sector de la tecnología.
La marca alemana acudió con un ejemplar único de su gran SUV equipado con la tecnología del especialista E Ink. Toda la carrocería va cubierta con una película autoadhesiva que utiliza la tecnología electroferética.
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El revestimiento de la superficie del BMW iX Flow cuenta con muchos millones de microcápsulas que tienen el diámetro equivalente al grosor de un cabello humano. Cada una contiene pigmentos blancos con carga negativa y pigmentos negros con carga positiva, así que la estimulación mediante un campo eléctrico permite pasar de unos a otros y originar el cambio de color.
Una nueva pintura para el coche
Esto tiene varias ventajas respecto a una pintura de carrocería convencional. La primera es que puede ayudar a la regulación térmica del vehículo, optando por el tono claro cuando haga sol, lo que reduce la temperatura en el habitáculo. Y, al contrario, seleccionar el negro en épocas más frías para absorber todo el calor posible.
La segunda es que abre grandes posibilidades de personalización. Además de cubrir el coche por completo, se pueden programar distintas configuraciones para cambiar el color por secciones y crear diseños específicos.
Por otra parte, se trata de un sistema que apenas consume energía, puesto que no necesita energía para mantener uno u otro color. Basta con el impulso eléctrico en el momento de pasar de uno a otro.
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