Cuando vayamos a coger el coche, deberemos ser conscientes de que durante ese trayecto habrá al menos seis ocasiones en las que sufriremos algún tipo de distracción al volante. Considerando que la falta de atención es la principal causa de los accidentes de tráfico, se antoja esencial que el automovilista sea capaz de controlar tales situaciones que alteran la concentración y que en España afectan a 15 millones de conductores. Así se desprende del estudio realizado por el Real Automóvil Club de España (RACE), dentro de la campaña de seguridad vial auspiciada por BP y Castrol.
Después de conocer las respuestas de más de 1.100 personas entre 18 y 75 años, de ambos sexos y repartidas por toda la geografía nacional, el estudio del RACE confirma que seis de cada diez automovilistas admite haberse distraído en alguna ocasión al volante manipulando elementos del vehículo. Ciertas acciones que llegan a restar atención al tráfico son inevitables (encender las luces, activar el limpiaparabrisas, bajar las ventanillas…), pero las más graves y peligrosas tienen que ver en su mayor parte con el uso de dispositivos tecnológicos: sincronizar el móvil, manipular el navegador, utilizar un dispositivo manos libres del teléfono e incluso acceder a Internet desde el coche.
Un tercero grupo de distracciones se refiere a las relacionadas con la conducción pero que deberían realizarse previamente a la puesta en marcha, algo que muchos conductores reconocen no hacer. La que causa mayor riesgo, real y percibido por el propio automovilista, es buscar objetos en la guantera, a la que se suman otras como colocar los asientos o los reposacabezas, regular los espejos retrovisores o consultar el ordenador de viaje.
En cada trayecto que se realiza se da el mencionado promedio de seis ocasiones en las que el conductor pierde la concentración por diferentes motivos, siendo los hombres más propensos a las distracciones que las mujeres, con una media de acciones de 6,33 para los primeros frente a las 5,81 de las segundas. Por edades, el mayor peligro se localiza entre los 25 y 34 años, mientras que son los conductores más veteranos (de 55 a 75 años) los menos afectados por esta problemática, aunque en una horquilla corta entre los extremos (6,35 frente a 5,77).
Los encuestados por el RACE consideran que las prácticas de mayor riesgo son el acceso a Internet (servicios de mensajería, redes sociales, aplicaciones…), seguido de la manipulación del asiento o los reposacabezas; por el contrario creen que apenas les resta atención el manejo del aire acondicionado o conectar/desconectar dispositivos como el regulador de velocidad.
Para los expertos del RACE, otro aspecto clave para la reducción de la siniestralidad provocada por las distracciones sería un mayor conocimiento por parte de los usuarios de las diferentes funciones de su vehículo. Un 44% de los preguntados ignora la utilidad del control electrónico de estabilidad, un porcentaje que se eleva hasta el 86% en el caso de los que reconocen no saber qué hacer cuando se activa el sistema de detección de fatiga. En este sentido, los propios automovilistas reclaman de forma unánime (95%) una mayor formación e información sobre los numerosos dispositivos que montan los coches modernos, que pueden llegar a provocar estrés hasta a un 13% de ellos.
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