La solución para abaratar los coches eléctricos que se basa en el agua

Ha costado años de estudio y desarrollo. Pero la batería de agua ya es una realidad y sus buenos resultados en las pruebas experimentales han resultado muy prometedoras para esta innovadora tecnología. 

La noticia llega desde la Universidad A&M de Texas (EE UU), donde un equipo dirigido por la doctora Jodie Lutkenhaus, profesora de Ingeniería Química, y el doctor Daniel Tabor, profesor adjunto de Química, han presentado los resultados de un destacado proyecto en el campo del almacenamiento de la energía eléctrica. 

El objetivo principal del desarrollo era sustituir los metales que componen las actuales baterías, como el litio y el cobalto, por otro tipo de material. Y la razón es que la dependencia de estos elementos tan escasos y obtenidos en exóticas explotaciones mineras es cada vez mayor, condicionando negativamente toda la cadena de producción y el precio de este componente esencial para consumar la electrificación del transporte.  

Prescindir del litio

Sustituir estos metales por agua ha sido un gran éxito para el equipo de la Facultad de Ingeniería Química de la universidad estadounidense. Y aunque su aplicación en la práctica tardará todavía un tiempo, representa según los autores del estudio un gran paso adelante para conseguir baterías que prescindan del litio. 

El funcionamiento de la nueva batería ha sido investigado a nivel molecular, sustituyendo los electrodos metálicos por polímeros acuosos y el electrolito por agua con sales orgánicas. Un invento que ha reportado prometedores resultados experimentales en cuanto a la capacidad de almacenamiento y aporta además una mayor seguridad puesto que este tipo de batería no puede incendiarse. 

Las conclusiones del estudio han sido publicadas hace pocos días en la publicación científica Nature Materials. Según sus autores, las posibilidades de carga de los electrodos en la nueva batería pueden incrementarse en un 1000% dependiendo de qué tipo de sales se utilicen en la solución del electrolito. 

No depender de los metales raros para la fabricación de las baterías y descartar el peligro de que se puedan incendiar son las premisas que marcan el rumbo para los desarrollos posteriores de esta nueva tecnología.

Un camino que podría representar el atajo definitivo que democratice a nivel global los coches eléctricos mejorando a la vez su precio y seguridad.