Históricamente, en muchos departamentos comerciales de las grandes empresas, se estableció el axioma de: “Se diga lo que se diga, el precio no lo es todo en la decisión de compra”. Esta frase no es del todo verdad. Es cierto que hay ocasiones en que el precio no es lo que hace decantarse a un consumidor por un producto; existen muchísimos más factores, como puede ser la necesidad, el prestigio o la identificación con la marca.
Cuando el precio sí que es crucial para el consumidor a la hora de asumir la compra de un producto, es cuando el presupuesto es limitado. Extrapolando esto al negocio de la automoción, muchos consumidores se han sentido atraídos hacia vehículos que basan toda su estrategia de ventas en el precio. Estos usuarios tenían la necesidad de cambiar de vehículo y han preferido el menor precio por encima de la calidad.
Más información
En una crisis global como la actual, los automóviles se están convirtiendo en un artículo (casi) de lujo. Es entendible que, en este contexto socioeconómico, muchos compradores renuncien a la calidad para poder adquirir un coche nuevo y se dejen guiar solamente por la tarifa más económica. Muchos coches chinos son los grandes beneficiados de esta dicotomía: o precio o calidad. Aunque esa apuesta también está generando graves problemas.
Falta de repuestos
Se ha hecho público en diversos medios de comunicación del Reino Unido que algunas marcas chinas de automóviles, como BYD, GWM Ora y MG, que se encuentran entre las más vendidas en la región, están experimentando una gran cantidad de problemas para que sus clientes puedan asegurar los vehículos o tengan que pagar primas estratosféricas por modelos que, en la mayoría de los casos, no superan los 35.000 euros.
Esta situación es debida al identificar las compañías aseguradoras graves deficiencias en el servicio técnico y en los repuestos. El problema no son los automóviles chinos en sí, sino la falta de comprensión sobre cómo funciona el mercado de reparación europeo y la falta de suministro de piezas e información adecuada que permitan realizar reparaciones rentables después de un accidente.
Reparaciones bajo el estándar europeo
Otra de las grandes deficiencias que están investigando las compañías aseguradoras del Reino Unido respecto a estas marcas chinas, es la falta de información sobre las reparaciones en el taller. En el Reino Unido, los seguros de automóviles trabajan con la premisa de que los daños deben repararse de acuerdo con las normas aprobadas por el fabricante, pero en el caso de muchos modelos chinos no existe información sobre cómo repararlos, ya que en su mercado no la necesitan.
El problema radica en que los costos laborales son muchísimo más bajos en China y eso influye en la manera de afrontar la reparación de un golpe. Así, en el país asiático, si un usuario sufre un golpe, por ejemplo, en el lateral del coche, el estándar obliga a cambiar todo el lateral porque las piezas y la mano de obra son muy baratas.
Esta es la información que proporciona el fabricante al Reino Unido y al resto de los países europeos. Lo que sucede es que si se lleva a cabo esta premisa, las compañías de seguros acabarían por declarar el siniestro total del automóvil, ya que el coste de la mano de obra y las piezas harían inviable su reparación.
Sigue toda la información de EL MOTOR desde Facebook, X o Instagram