¿El Ferrari negro de Maradona existió o solo es una leyenda?

Las leyendas y las anécdotas son una constante en el mundo del motor. Historias que, con el tiempo, van cambiando hasta llegar a un punto en el que cuesta diferencia cuál es la parte real de la que no lo es. Eso es, precisamente, lo que ocurre con el Ferrari negro de Maradona: ¿existió o es un mito?

Corría el año 1986 y Maradona vestía la camiseta del Nápoles. Antes de poner rumbo a México para jugar el Mundial de Fútbol que le encumbraría, el jugador hizo un encargo a su representante: Guillermo Coppola. Le pidió un Ferrari y este le dijo que ya tenía uno, un Ferrari Testarossa. El jugador le respondió que iba a salir uno nuevo, el Ferrari F40, y ese era el que deseaba.

Guillermo Coppola recurrió a uno de sus contactos: Luca di Montezemolo y Gianni Agnelli, nieto de Giovanni Agnelli, el fundador del Grupo Fiat. Así fue como consiguió una cita con Enzo Ferrari y fue en esta reunión en la que se cerró la compra del futuro deportivo italiano de Maradona.

En diferentes entrevistas, el representante del futbolista ha explicado que primero cerró el contrato por 470.000 dólares (432.000 euros, según el cambio actual) y, después, le dijo que tenía que ser de color negro. Toda una ofensa para Enzo Ferrari que no concebía otro color para sus coches que no fuera el rojo. Sin embargo, según Guillermo Coppola, terminó accediendo.

Maradona y el presidente del Nápoles

Después del Mundial de México de 1986, Maradona regresó a Nápoles convertido en todo un héroe. Guillermo Coppola fue al aeropuerto de la ciudad a recibirle, acompañado por Corrado Ferlaino: el presidente del club napolitano con el que el delantero argentino no tenía la mejor de las relaciones. Cuentan que ni siquiera le miraba.

Corrado Ferlaino mostró su admiración por el Ferrari y Guillermo Coppola no desaprovechó la oportunidad: “Regáleselo, presidente. Tiene al mejor jugador del mundo en su club, Diego se lo va a agradecer”. No sólo le convenció, sino que añadió 400.000 dólares (368.200 euros) al precio original y sumó 130.000 dólares (119.665 euros) más por la pintura.

Un regalo de un millón de dólares

El presidente del Nápoles acabó pagando un millón de dólares por el Ferrari que regaló a Maradona nada más bajar del avión. Nadie esperaba la reacción que tuvo el jugador cuando se montó en el coche. Así lo ha contado Guillermo Coppola: “Nos subimos los dos y Diego empezó a mirar para todos lados. Le digo: ¿Qué pasa? Diego me pregunta: ¿Y el estéreo? Le digo: ¿Cómo el estéreo? Es un auto de carreras, no tiene estéreo, no tiene aire acondicionado, no tiene nada”.

El Ferrari F40 era un coche de competición tan espartano que tenía lo imprescindible para poder ser matriculado. No estaba equipado con climatizador, equipo de sonido y otras comodidades que Maradona sí tenía en el Ferrari Testarossa. Así que rechazó el deportivo italiano.

Tanto el Ferrari F40 como el Ferrari Testarossa fueron vendidos cuando Maradona regresó a Argentina. ¿La razón? El elevado coste que suponía llevarlos hasta su país natal. Es más, el segundo de ellos fue subastado en 2014 por, aproximadamente, 250.000 euros: el coche estaba en perfectas condiciones y sólo había recorrido 20.200 kilómetros.

El Ferrari negro de Maradona: ¿mito o realidad?

Esta es la historia que, a través de Guillermo Coppola, ha llegado hasta hoy: ¿qué hay de mito y qué de realidad en ella?

Hay datos que no concuerdan con lo que cuenta el que fue representante de Maradona: el jugador pidió el Ferrari F40 en 1986, pero Enzo Ferrari lo presentó en el Centro Cívico de Maranello el 21 de julio de 1987. Un año después. Sí hay imágenes y vídeos del futbolista con un Ferrari F40, pero era de color rojo: no negro.

Todo apunta a que en la historia de Guillermo Coppola se ha mezclado la compra del Ferrari F40 con la del Ferrari Testarossa, que llegó al mercado en 1984 y del que Maradona tuvo una unidad… que sí era de color negro.