Donald Trump y Kamala Harris protagonizaron este martes un debate de alta tensión en Filadelfia, que la candidata del Partido Demócrata consiguió decantar a su favor a tenor de los resultados de las encuestas. Hace dos años, la vicepresidenta vivió un incidente más incómodo que su enfrentamiento con el republicano.
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Kamala Harris se dirigía a la Casa Blanca a bordo de un Chevrolet Suburban oficial. Los relojes marcaban las 10:30 horas cuando la conductora, una agente especial, “tuvo que hacer una pequeña corrección y chocó con un bordillo” según Anthony Guglielmi, portavoz del Servicio Secreto.
Los hechos tuvieron lugar en un paso subterráneo del centro de Washington. Fue la conductora quien explicó que iba a 40 km/h y que maniobró “para volver al carril izquierdo, pero no lo conseguí porque el neumático trasero derecho hizo contacto con el bordillo”.
Un testigo no identificado explicó que la rueda trasera pasó por encima de un “bordillo alto”, el mismo que separaba la calzada del carril bici. Como consecuencia, la parte de atrás del Chevrolet Suburban “voló durante un momento por el aire”. Kamala Harris fue trasladada a otro vehículo para que pudiera seguir su camino porque el neumático, en cuestión, tuvo que ser sustituido.
Hasta aquí no hay nada extraño en el incidente. Lo raro llegó cuando el Servicio Secreto apuntó, en primer lugar, que era un “fallo mecánico”: así se lo transmitieron a los altos mandos cuando tuvieron que explicar la tardanza de la vicepresidenta. Posteriormente, se habló de accidente.
De fallo mecánico a accidente
El Servicio Secreto explicó que este cambio se debía a una falta de comunicación. Aunque los agentes no facilitaron toda la información en un primer momento, “después de completar el movimiento de protección, se actualizó verbalmente a los responsables con datos adicionales como que el vehículo había chocado con un bordillo”.
Según apuntó, en su momento, el Washington Post, este cambio de parecer preocupó tanto al director del Servicio Secreto como a la vicepresidenta. Reavivó, además, la intranquilidad que existe sobre el historial de la agencia ocultando o minimizando sus errores.
Y es que no era la primera vez que actuaba de esa manera. En 2014, un agente indicó que un militar veterano con problemas mentales que había saltado la verja de la Casa Blanca no iba armado y que fue detenido al momento. Sin embargo, sí llevaba un arma y consiguió entrar en la mansión presidencial.
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