El Servei Català de Trànsit (SCT) ha ampliado este año el número de herramientas que tiene a disposición para controlar a los conductores. La última adquisición ha sido Falcó, un radar de última generación montado en un helicóptero que sobrevuela las carreteras de Cataluña y al que nada se le escapa.
Este verano, Falcó ya dejó claras sus ventajas a la hora de vigilar y detectar infracciones en carretera. Fue el propio SCT el que se encargó de publicar las bondades de este nuevo radar, confirmando que en apenas una hora y media podía llegar a multar a una docena de conductores.
Más información
El radar Falcó tiene una precisión milimétrica y, por el momento, solo se usa en Cataluña. Controla los excesos de velocidad, el uso del móvil o del cinturón y maniobras temerarias gracias a su cámara de vídeo de alta resolución. Para funcionar, necesita dos personas a bordo: un piloto que dirija el vuelo y un operador de cámara que controle el radar.
Detrás, dispone de un software que, mediante calibración satélite, determina la velocidad a la que circula el vehículo, por ejemplo. Este sistema es más efectivo que los radares que funcionan con efecto Doppler o láser.
El Falcó es casi indetectable
Uno de sus puntos fuertes es que no puede ser detectado ni con detectores o inhibidores de radar, al contrario que los Pegasus de la DGT. Aunque este tipo de dispositivos están prohibidos (usarlos está sancionado con multas de hasta 30.000 euros), hay conductores que se arriesgan a utilizarlos. Mientras les serán útiles con los cinemómetros fijos y móviles, nada tendrán que hacer contra el nuevo Falcó del Servei de Trànsit.
Además, el radar Falcó del Servei de Cataluña puede operar también de noche o con condiciones climáticas adversas. Detecta infracciones a una altura de hasta 152 metros y apenas necesita unos segundos para sacar las dos fotografías necesarias para sancionar a los conductores infractores.
Sigue toda la información de EL MOTOR desde Facebook, X o Instagram