En el territorio español, los únicos conductores que pueden transportar legalmente pasajeros recibiendo una remuneración económica por ello son los taxistas, los VTC o algunas plataformas de transporte compartido, como BlaBlaCar. Todos ellos disponen de una autorización administrativa para dicho fin. Fuera de estas excepciones, el transporte de pasajeros sin la autorización correspondiente es ilegal y puede acarrear sanciones administrativas y penales.
Uno de estos transportes de pasajeros ilegales son las ‘kundas’. Se trata de un término coloquial utilizado en España y su uso se limita a ciertos contextos sociales y geográficos, especialmente en el contexto urbano. ‘Kunda’ se emplea para referirse a un vehículo que se utiliza para transportar a personas que buscan adquirir drogas. Estos coches suelen operar en rutas establecidas, conectando puntos de venta de sustancias ilícitas con zonas de consumo. No se trata de un modelo de coche específico, sino más bien de una función que cumple cualquier vehículo en este contexto.
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¿Cómo funcionan?
Las ‘kundas’, nombre que se cree que proviene de una onomatopeya, es decir, una palabra que imita un sonido. Este podría estar relacionado con el sonido que hace un motor al arrancar o con el ruido de un vehículo en movimiento. Pues bien, las ‘kundas’ suelen ser operadas por personas que conocen bien las rutas y los puntos de venta de drogas. Es un fenómeno que se ha vuelto común en infinidad de ciudades, especialmente en aquellas con altos problemas de drogadicción entre sus ciudadanos.
Los conductores de estas unidades cobran una tarifa a los pasajeros (desde cinco a diez euros) por llevarlos hasta el lugar donde pueden adquirir la sustancia que buscan y devolverlos otra vez al punto inicial. Estos taxis de la droga ilegales trabajan recogiendo personas en estaciones de metro o tren para transportarlos a las afueras de la ciudad donde se encuentran los poblados que venden la droga.
Degradación de los barrios
Diversas asociaciones de vecinos han alertado que el uso de las ‘kundas’ tiene consecuencias negativas para los barrios en los que se instalan. Por ejemplo, facilita el acceso a sustancias ilícitas y contribuye a la expansión del mercado de la droga. Además, estas actividades suelen estar relacionadas con diversos delitos, como el tráfico de personas o la violencia. Estos transportes ilegales están contribuyendo a la degradación de ciertas zonas urbanas y a la inseguridad de los vecinos.
Para combatir el uso de ‘kundas’, las autoridades han implementado diversas estrategias. Entre ellas se encuentran los operativos policiales para detener a los conductores y a los compradores de drogas, así como la instalación de cámaras de vigilancia en zonas conflictivas. Además, se promueven programas de prevención y rehabilitación para las personas que consumen drogas, con el objetivo de reducir la demanda de sustancias ilícitas.
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