Carlos Sainz todavía es integrante de la escudería Ferrari de Fórmula 1 y es tradición que la marca de Maranello deje probar a sus pilotos sus nuevos lanzamientos antes que a nadie. El español, así como su compañero, Charles Leclerc, ha podido ponerse a los mandos del Ferrari F80 en el Circuito de Fiorano.
Aunque ambos están acostumbrados a conducir monoplazas de alto rendimiento, de sus comentarios se puede extraer que están muy contentos con como se comporta el hiperdeportivo.
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Sainz hace especial hincapié en la potencia del modelo y en su respuesta, de la que apunta que está muy cerca de su F1. Leclerc es más extenso en su evaluación, comentando que, aunque es casi como un coche de competición, tiene un comportamiento fácil de predecir, algo que es muy útil en un coche de estas características, que van a conducir personas normales por carretera abierta.
El Ferrari F80 utiliza un sistema de propulsión híbrido, que combina un motor gasolina 3.0 V6 que entrega 900 CV y 850 Nm de par, asociado a las ruedas traseras, con tres bloques eléctricos, uno de 82 CV asociado al cigüeñal y dos, de 142 CV y 121 Nm cada uno, que actúan sobre el eje delantero. Esto da como resultado una potencia conjunta de 1.200 CV que digiere una caja de cambios F1 de doble embrague y ocho marchas.
No extraña que tenga unas prestaciones de aúpa: 2,15 segundos para acelerar de 0 a 100 km/h, 5,75 segundos para llegar a los 200 km/h y 350 km/h de velocidad máxima.
Ambos pilotos parecen muy convencidos con el hiperdeportivo, pero si se han decidido ahora por comprarlo, van tarde: solo se van a fabricar 799 unidades, cada una con un precio de 3,6 millones de euros, y estaban agotadas antes incluso de que se presentara en sociedad. Eso sí, no es descartable que alguno de los dos ya hiciera su pedido en su momento.
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