La historia del taxi en Madrid se remonta al siglo XVI, cuando, bajo el reinado de Felipe II, comenzaron a circular las primeras mulas de alquiler por la Villa y Corte. Eran los primeros “taxis” de la capital: mozos que ofrecían transporte a lomos de sus animales. Más tarde llegaron las sillas de mano, las literas y los populares coches de caballos conocidos como “Simones”.
No fue hasta 1909 cuando se pusieron en marcha los primeros autotaxis motorizados, marcando el inicio de una nueva era. Desde entonces, el taxi madrileño ha evolucionado al ritmo de la ciudad: sobrevivió a guerras, crisis y transformaciones urbanas, adoptó el color blanco en los años 80 y hoy convive con apps, vehículos eléctricos y nuevas formas de movilidad.

Un código para el descanso
En las puertas delanteras y en el pilar trasero de muchos taxis madrileños aparece una letra en negro: L, M, X, J o V. No es decoración ni capricho. Esa letra indica el día de la semana en que ese taxi debe descansar obligatoriamente. Por ejemplo, una L significa que el vehículo no puede circular los lunes; una J, los jueves.

Repartir el trabajo
Este sistema fue implantado por el Ayuntamiento de Madrid para regular la actividad del sector y evitar una sobreoferta diaria de taxis. Así, cada licencia tiene asignado un día de libranza semanal, lo que permite un reparto más equilibrado del trabajo entre profesionales.

¿Por qué algunos taxis no la llevan?
Por ejemplo, los taxis eléctricos están exentos de esta norma. Pueden operar los siete días de la semana. Una deferencia que tuvo el consistorio hacia los taxistas que se decantaban por este tipo de movilidad limpia. Por eso, sus carrocerías no muestran ninguna letra. También hay vehículos que, por antigüedad o cambio de normativa, ya no están obligados a llevarla visible.

Cerca de la desaparición
Con la liberalización progresiva del sector, este sistema de letras podría tener los días contados. Pero, por ahora, sigue siendo una pista útil para entender cómo se organiza el taxi en Madrid y quiénes tienen prohibido trabajar en el día señalado con una letra en su carrocería.
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