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Con los coches eléctricos, hay cosas que se han perdido. Una de ellas es el sonido del motor y otra, el olor a gasolina. Para aquellos conductores que se han pasado a la electrificación y lo echan de menos, una marca ha tenido una genial idea.
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El truco de la pinza: por qué cada vez más conductores la llevan en un lugar muy concreto del coche Kia Finlandia ha dado forma a la siguiente campaña de marketing en sus redes sociales: “¿Echas de menos el olor a gasolina y repostar en plena era de la electrificación? Tenemos la solución perfecta para el síndrome de abstinencia”.
Se trata de “un ambientador con aroma a gasolina, que te ayudará a aliviar los síntomas más intensos que puede provocar la transición a esta nueva era de la conducción”. Eso sí, al ser una edición limitada, sólo está disponible para quienes hayan adquirido el nuevo Kia EV4.
Astara Auto, importador finlandés de Kia, ha unido fuerzas con el perfumista Max Perttula para crear este ambientador para coches, que tiene un suave aroma a combustible.
Explica que “el ligero toque de gasolina aporta un tono duradero, pero tenue: un poco más y la fragancia se habría transformado en un jazmín afrutado. Por último, di vida a la composición metalizándola y lijándola con compuestos de ámbar, alquitrán de abedul y gálbano”.
¿Por qué gusta el olor a gasolina?
Hay conductores que lo odian, mientras que a otros les encanta. El olor de la gasolina genera sentimientos encontrados, pero hay una explicación científica que desvela por qué a tanta gente le gusta olfatear el olor que queda suspendido en el ambiente de una estación de servicio.
La respuesta reside en uno de estos componentes: el benceno, que es un hidrocarburo transparente con ese particular aroma. Es, también, muy inflamable. Se usa para regular los niveles de octano de la gasolina: su responsabilidad es mejorar el rendimiento del motor y la eficiencia del combustible.
Para algunas personas su olor es agradable y para otras, todo lo contrario. Esto se debe a que, al olerlo, genera un efecto supresor en el sistema nervioso humano que da paso a una sensación de euforia temporal. Además, la cantidad de benceno que se puede inhalar en una gasolinera, al repostar, es tan pequeña que no tiene efectos nocivos para la salud.
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