Hyundai quiere mejorar su gama de vehículos decantándose por la deportividad. La marca coreana no lo hace de un modo radical, pero sí pretende que esté presente tanto en el aspecto visual como en el dinámico. La manera de conseguirlo es incorporando el acabado N Line a distintos modelos. El primero de ellos ha sido el i30, en el que actuará como antesala del todopoderoso i30 N.
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El compacto luce paragolpes específicos tanto en el frontal como en la zaga, con una línea plateada decorativa; monta llantas de 18 pulgadas, el logo de la versión aparece tras los pasos de rueda delanteros y el sistema de escape es exclusivo. El habitáculo recibe mejoras como el volante y la palanca de cambios deportivos forrados en cuero, los pedales de metal y, opcionalmente, unos asientos con un mayor agarre lateral.
En cuanto a motores, está disponible tanto con el gasolina 1.4T-GDI de 140 CV como con el diésel 1.6 CRDi de 136 CV. En cualquiera de ambos casos, se ha optimizado la respuesta del acelerador, la suspensión cuenta con una puesta a punto específica, los frenos aumentan el tamaño de sus discos hasta las 16 pulgadas y los neumáticos son unos Michelin Pilot Sport 4.
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