Alcohol al volante: ¿dos copas de vino dan positivo en un control?

Además del riesgo para la seguridad vial, las multas por superar el límite legal van de los 500 a los 1.000 euros, acompañadas de retiradas de hasta seis puntos en el carné.

alcoholemia

A veces antes, cuando se podía hablar de otras cosas, en las reuniones navideñas se abría un debate imposible de cerrar: ¿dos cervezas o dos copas de vino dan positivo en un control de alcoholemia? No hay respuesta absoluta y para llegar a una aproximación, de hecho, hay que tener en cuenta los muchos factores que intervienen en la ecuación. Como ocurre con las cepas y los contagios, no todas las bebidas son iguales ni todas las personas responden al alcohol de la misma forma.

Ninguna, en cualquier caso, debería ponerse al volante después de haber bebido lo más mínimo: una investigación publicada hace un año en The Journal of Physiology reveló que los niveles de alcohol, incluso muy por debajo de los limites legales, reducen el seguimiento ocular de los estímulos visuales. Es decir: el cerebro percibe peor la realidad y, en consecuencia, empieza a fallar la coordinación motora.

El nivel de alcoholemia se mide en gramos de alcohol por litro de sangre o en miligramos por litro de aire espirado. Y aunque la presencia sea baja, altera la capacidad de conducir e incrementa el riesgo de accidente. La tendencia internacional, de hecho, es rebajar los límites al mínimo posible y hay varios países europeos que no toleran nada de alcohol (Hungría, Rumanía, Eslovaquia y República Checa).

En España, el máximo legal permitido es de 0,50 gramos por litro de sangre (0,30 para noveles y profesionales). Para las mediciones realizadas por aire en un control en la carretera –mediante un alcoholímetro– el límite es de 0,25 miligramos por litro de aire espirado (0,15 para noveles y profesionales), pero la Dirección General de Tráfico (DGT) insiste en reducir la ingestión a cero, especialmente en las fechas más proclives a la peligrosa mezcla alcohol/volante.

Dicho lo anterior, ¿de qué depende llegar o no llegar a ese límite legal? Las variables son unas cuantas, por lo que dos personas que beban igual no alcanzarán (muy probablemente) la misma tasa. Y una persona dará resultados diferentes bebiendo lo mismo en dos días distintos.

En una investigación de 2020 de la Universidad de Granada que evaluaba la influencia del alcohol en la visión de los conductores, los participantes alcanzaron un nivel medio de alcohol en aire espirado de 0,18 mg/l después de beber 300 ml de vino –el equivalente a dos copas–, y solo el 17,5% de ellos alcanzó el límite legal para conducir en España (0,25 mg/l).

Después de tomar 450 mililitros de vino (tres copas), el promedio fue de 0,30 mg/l y el 62,5% de los registros superó el límite legal. La muestra del estudio, publicado en Scientific Reports, era de solo 40 individuos, por lo que no permite establecer conclusiones definitivas, pero deja ver que las consecuencias del alcohol dependen de la edad, el sexo y el peso de las personas.

Factores que influyen en la alcoholemia

En una ponencia disponible en internet, el catedrático de Nutrición Jordi Salas menciona asimismo varios factores que intervienen en la metabolización del alcohol:

Entonces, ¿dos copas de vino dan positivo?

La respuesta parece evidente: depende, porque todo lo dicho más arriba influye en el resultado. Sin embargo, con esta tabla –con datos ofrecidos por la DGT– es fácil hacerse una idea muy aproximada. Las cifras están expresadas en miligramos por litro de aire espirado, que es la unidad de medida utilizada reflejada en los alcoholímetros, así que todo lo que pase de 0,25 mg/l está fuera del límite legal (0,15 para conductores noveles o profesionales).

Sanciones

Para evitar una sanción, en un control no se pueden superar los 0,25 mg/l (0,15 si eres novel o profesional). Y mejor, obviamente, si la pantalla marca 0,0. Aparte del riesgo al que se expone el conductor y el resto de usuario de la vía, las multas no son bajas.

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Sergio Amadoz

Periodista especializado en seguridad vial. Editor y redactor de El Motor desde 2016. Empezó a escribir de fútbol en 1998 en Diario 16 y ha trabajado en varios proyectos de Prisa Media desde 2000. Licenciado en Periodismo por la Universidad de Navarra, es autor de ‘Aquí no se rinde ni Dios’ (2020).

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