El Aston Martin DBX707 está en liza por ser uno de los mejores super-SUV del mundo y en ese afán recibe una puesta al día que retoca su diseño y mejora su tecnología, pero que deja casi intacto un apartado mecánico que ya era espectacular. Su producción empezará durante el segundo trimestre de año y las entregas están previstas para el tercero.
Por lo que respecta a su imagen, incorpora las nuevas Aston Martin Wings, suma cinco nuevos colores de exteriores, añade dos nuevos acabados de llanta (pueden ser de 22 o 23 pulgadas), tiene tiradores de las puertas enrasados y los retrovisores, en lugar de mover el espejo dentro de la carcasa, como hacían antes, giran todo el conjunto para proporcionar el ajuste.
En el interior es donde se dan los cambios más importantes, pues el DBX707 ahora incorpora la nueva generación del sistema de infoentretenimiento de Aston Martin. Integra un cuadro de instrumentos digital de 12,3 pulgadas y una pantalla central de 10,25, tiene conexión inalámbrica Apple CarPlay y Android Auto, y añade varias conexiones USB-C.
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La firma apunta haber buscado un equilibrio entre lo digital y lo analógico, motivo por el que ha incluido interruptores físicos para el control de la suspensión, el ESP, el escape, el asistente de mantenimiento de carril y el control de distancia de aparcamiento.
Hay un mayor uso de materiales cromados y los nuevos paneles de las puertas están disponibles en más materiales. Además, hay tres tapicerías diferentes, el volante es nuevo y se han rediseñado los tiradores de las puertas.
Por otra parte, el equipamiento de serie incluye un equipo de sonido Aston Martin Premium Audio 800w de 14 altavoces, aunque opcionalmente hay uno mejor diseñado en conjunto con Bowers & Wilkins que dispone de 23 altavoces.
Una mecánica conocida
El apartado mecánico recibe pocas modificaciones y ninguna de ellas recae sobre el motor. Bajo el capó continúa el mismo motor 4.0 V8 biturbo que desarrolla 707 CV y 900 Nm de par máximo, asociado a una caja de cambios automática de nueve velocidades y a un sistema de tracción a las cuatro ruedas, pero que puede mandar hasta el 100% del par al eje trasero. Gracias a ello acelera de 0 a 100 km/h en 3,3 segundos y alcanza una velocidad máxima de 310 km/h.
De detenerlo se encarga el sistema de frenos carbonocerámicos con discos delanteros de 420 milímetros y traseros de 390 milímetros. Además, el sistema de suspensión se ha mejorado con una nueva calibración de los amortiguadores electrónicos y de los muelles neumáticos.
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Apasionado del motor desde pequeño, primero de las motos y después de los coches, con especial predilección por los modelos nipones. Lleva una década dedicándose al sector, formado primero en Autobild y desde entonces en el Grupo Prisa, probando todo lo que haga ruido... o no.