Barcelona se ha hecho conocida en los últimos años por, entre otras cosas, la creación de sus llamadas superislas (superilles, en catalán). Son una organización urbanística que consiste en unir varias manzanas para crear un enorme bloque con prioridad peatonal, espacios verdes y pacificación del tráfico.
Como idea teórica, es buena. Además, tras la puesta en marcha de estas diversas superillas, se ha comprobado que efectivamente contribuyen a descontaminar el centro de la ciudad y a recuperar más espacios públicos para los peatones.
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No obstante, esta eficacia no quiere decir que todos los usuarios utilicen y respeten igual de bien estas superislas. En una de las calles del centro de Barcelona, Consell de Cent con Comte Borrel, donde también se ha habilitado una superilla, los vecinos están algo molestos por el comportamiento de algunos conductores.
Se quejan de los de cuatro y los de dos ruedas, ya que todos ellos se saltan las restricciones a la circulación y la prioridad de los peatones. En una zona en la que, además, hay centros escolares, respetar estas limitaciones se hace más imperativo que en otras áreas.
Así, aunque no se sabe quién ha sido todavía, esta súper isla de Consell de Cent ha amanecido plagada de señales de cartón que recuerdan cuáles son las normas de tráfico que deben cumplir los vehículos motor.
Señales de cartón para recordar las normas
Por ejemplo, que el horario de carga y descarga ha de cumplirse para no entrar en conflicto con las entradas y salidas de los colegios, cuando es habitual ver furgonetas paradas por la calle entregando mercancías. También hay señales de cartón que recuerdan que la velocidad máxima son los 10 kilómetros por hora o que la zona de la plaza no es transitable para los vehículos motor.
Por último, este vecino ha querido destacar con sus señales de cartón que, a lo largo y ancho de toda la superilla de Consell de Cent, la prioridad de paso es de los peatones, algo que al parecer muy pocos respetan.
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Graduada en Periodismo por la Universidad de Zaragoza, su primer contacto con el mundo del motor fue en los mundiales de MotoGP y Superbikes. Dio el salto al periodismo de motor hace cinco años y, desde entonces, sigue todo lo que tenga ruedas, especialmente si es made in Italy.