Carlos Sainz pone a prueba con Ibrahimovic el Ferrari 296 GTB

El jugador del Milan Zlatan Ibrahimovic nunca ha ocultado su pasión por el mundo del motor y en particular por los coches deportivos de Maranello. Desde el año pasado, el delantero ya era propietario de un flamante Ferrari Monza SP2, del que sólo se han fabricado 499 ejemplares y que cuesta 1,3 millones de euros.

Y recientemente repitió con la marca italiana, siendo otra vez noticia al adquirir por su 40 cumpleaños un descapotable Ferrari SF90 Spider de color dorado, motor híbrido, 1.000 CV de potencia y un precio de 470.000 euros. 

No es extraño pues que el delantero sea bienvenido en la fábrica de Ferrari y reciba un trato preferencial. Tanto que, en su última visita para conocer a fondo las instalaciones de Maranello, le esperaban Carlos Sainz y Charles Leclerc, los actuales pilotos oficiales del equipo de F1.

Después de un recorrido guiado por las instalaciones de la fábrica italiana, los pilotos profesionales acompañaron al jugador hasta la pista donde se prueban y desarrollan los monoplazas de competición y también los Ferrari de calle que tanto gustan a Ibrahimovic. 

“Yo soy el Ferrari del fútbol” 

Una vez en el circuito, Carlos Saínz le enseñó los secretos del trazado y le hizo una demostración de lo que se puede hacer al volante de la nueva y agilísima berlineta 296 GTB de 830 CV, segundo modelo con motor híbrido que se ha sumado ahora a la gama.

Entusiasmado con la experiencia y después de ponerse a los mandos del cupé biplaza, Ibrahimovic no dejó de recalcar con orgullo que sobre el césped los aficionados le apodan “el Ferrari del fútbol”, razón de más para que tanto se identifique con la marca del cavallino rampante. 

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Por supuesto que Carlos Saínz y Charles Leclerc, consumados deportistas, no desaprovecharon la ocasión de intercambiar unos pases con el delantero y recibir a su vez una lección magistral del virtuoso jugador del Milan.

Tras esto, el sueco hizo entrega a Mattia Binotto, director de la escudería de competición Ferrari, de una camiseta firmada de su equipo. Aunque excusándose a la vez con un “nadie es perfecto”, ya que de todos es sabido que el director deportivo de la escuadra italiana es un seguidor incondicional del Inter.