Como caer de la muralla de Ávila en el coche y estamparse contra el suelo. Un choque no tan exagerado, a no muy alta velocidad, similar a los muchos que suceden en la carretera. Con esta comparación recuerda la Guardia Civil a los conductores la necesidad de usar siempre el cinturón de seguridad, por si hiciera falta repetirlo: chocar a 55 km/h contra un objeto rígido equivale a despeñarse desde lo alto de la muralla o desde un cuarto piso, más o menos.
Si ocurre a 100 km/h, la colisión se asemeja a la de una caída desde la Torre de El Salvador (Huesca), 40 metros. La Guardia Civil ha compartido en Twitter un gráfico de la revista Tráfico y Seguridad Vial que establece otras comparaciones de impacto para recordar que el cinturón de seguridad salva vidas. Una colisión a 162 km/h, por ejemplo, equivale a precipitarse desde lo alto de la Giralda, a 104 metros.
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El cinturón de seguridad está asumido como imprescindible por la mayoría de conductores y pasajeros, pero en los últimos meses han reaparecido las recomendaciones de uso tanto en las redes sociales como en los paneles informativos de las autovías, autopistas y vías de circunvalación. En su última campaña de vigilancia, en marzo de 2021, la DGT constató la falta de uso del cinturón y en una semana registró 3.914 infracciones “de conductores o pasajeros que no hacían uso del reglamentario sistema de retención”.
La cifra supuso un aumento del 7% respecto a la misma campaña del año anterior, y la preocupación, en particular, proviene de las carreteras secundarias. La mayoría de las denuncias interpuestas se produjo en las vías convencionales (un 77%), aquellas que concentran el mayor número de víctimas mortales por siniestros viales.
Además, el año pasado creció el número de fallecidos en turismo y furgoneta que no llevaba puesto el cinturón de seguridad en el momento del accidente: la cifra pasó de del 22% en 2019 al 26% en 2020.
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Periodista especializado en seguridad vial. Editor y redactor de El Motor desde 2016. Empezó a escribir de fútbol en 1998 en Diario 16 y ha trabajado en varios proyectos de Prisa Media desde 2000. Licenciado en Periodismo por la Universidad de Navarra, es autor de ‘Aquí no se rinde ni Dios’ (2020).