Aunque las marcas están reduciendo su presencia cada vez más, todavía quedan modelos con botones físicos. Entre ellos hay uno representado con un vehículo y unas flechas dirigidas hacia el interior del habitáculo o unas flechas giratorias. En verano es un aliado: en invierno, todo lo contrario.
Ubicado, habitualmente, cerca de los controles del sistema de climatización o el aire acondicionado, el botón de recirculación es muy práctico: ayuda a enfriar más rápido el interior del coche y actúa como barrera ante el polvo o los gases de los escapes.
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Al pulsar el botón de recirculación, se cierran las rejillas de ventilación y se evita que entre aire del exterior. Pasados unos minutos, el ambiente estará viciado y, por ello, hay que desactivarlo después de 10 minutos, aproximadamente. Hay coches que lo hacen de forma automática y en otros es el conductor el encargado de ello.
El botón de recirculación es un aliado en verano cuando se activa el climatizador para poder circular a una temperatura constante de entre 21 y 23 grados, la horquilla recomendada que permite al conductor realizar una conducción relajada y segura.
Además, al mismo tiempo, supone un ahorro de combustible. Como no obliga al climatizador a enfriar el aire caliente que procede del exterior, tampoco tiene que llevar a cabo un sobreesfuerzo.
Cuidado en invierno
Eso sí, lo que resulta útil en los meses más cálidos del año no lo es en los más fríos. Se puede activar el botón de recirculación al iniciar la marcha para evitar que entre el aire frío y ayudar al vehículo a calentarse antes. No obstante, como se apuntaba antes, esta acción no debe durar más de 10 minutos.
En invierno, el objetivo es expulsar la humedad para que el parabrisas esté limpio y no limite la visibilidad del conductor. Si la temperatura del exterior es más baja que la del habitáculo, el sistema de climatización atrapa esa humedad exterior.
Cristales empañados y somnolencia
Con el botón de recirculación activado, ese aire húmedo se quedará dentro del habitáculo. ¿El resultado? Se empañarán todos los cristales y la conducción no será segura. Otro de los efectos negativos del estancamiento del aire es la somnolencia.
Por lo tanto, lo más adecuado es utilizar la recirculación durante unos minutos y volver a abrir las rejillas del sistema de climatización: así se evita la temida condensación. En los días especialmente húmedos es mejor reducir su uso y siempre será fundamental desempañar los cristales utilizando los botones específicos para el cristal delantero y la luneta trasera.
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Desde que aprendió a hablar y escribir, una de sus pasiones siempre fue contar todo lo que pasaba a su alrededor. Hizo las maletas y cambió Zaragoza por Madrid para estudiar Periodismo en la Universidad Complutense. Antes de graduarse, el mundo del motor se cruzó en su camino… y nunca lo ha abandonado.
