¿Cuándo merece la pena comprar un coche de GLP?

Los modelos de gas licuado de petróleo son más caros que los de gasolina, pero su sobreprecio se suele compensar con el uso.

coche glp
El repostaje de GLP exige el uso de un adaptador.

El gas licuado de petróleo (GLP o Autogás, entre otros nombres comerciales), compuesto por una mezcla de butano y propano, es una alternativa a los combustibles tradicionales: sale más económico, aporta emisiones ligeramente más bajas y ensucia menos el motor. Sin embargo, esas bondades no salen baratas; de media, los coches que utilizan GLP son unos 1.500 euros más caros que los modelos de gasolina equivalentes en potencia. Y cuestan aproximadamente igual que los diésel.

Antes de decidirse a cambiar a este combustible, se debe pensar con detenimiento si merece la pena. Hay que tener en cuenta que, en cualquier caso, será una inversión a medio-largo plazo, ya que para amortizarla tendrán que pasar varios años, en función del kilometraje que se realice.

Las ventajas del GLP

1. Menor coste por kilómetro. Su argumento principal. A fecha 1 de septiembre, el precio del GLP era de 0,68 euros por litro, frente una tarifa media de la gasolina de 1,27 euros y un coste del gasóleo de 1,16 euros. Así, el coste de circular con este gas es un 50% inferior al de la gasolina y en torno al 35% frente al gasóleo. Cuantos más kilómetros se recorran al año, antes se amortizará el sobreprecio y se empezará a ahorrar.

La cifra de kilómetros anuales a partir de la que se puede plantearse comprar un coche de gas licuado de petróleo depende del sobreprecio del modelo en cuestión, pero generalmente empieza a interesar a partir de unos 12.000 kilómetros. Además de contabilizar el número de kilómetros, conviene valorar el consumo de carburante del mismo coche con motorización de gasolina o diésel. No es lo mismo un vehículo con un gasto medio de 7 litros por kilómetro que otro que llegue a los 9 litros. Cuanto más elevado sea ese consumo antes se compensará el sobrecoste del GLP y los beneficios económicos serán más evidentes.

2. Mantenimiento más barato. El desgaste mecánico en un coche de GLP es sensiblemente inferior. La combustión es más limpia, produce menos residuos y el gasto de aceite puede ser también más contenido. y el gasto en aceite es inferior.  Sin embargo, el GLP tiene menos efecto lubricante que los carburantes tradicionales y, con el paso de los años, puede producir corrosión en las mangueras que llevan el gas desde el depósito al motor.

3. Respeto al medio ambiente. El GLP es más ecológico, porque emite un 15% menos CO2 que la gasolina, aunque el gasóleo emite otro 5% o 10% menos. A cambio, las emisiones de óxidos de nitrógeno (NOx) son entre un 70% y un 90% más bajas que las de los coches diésel de ciertos años (en los modernos que lleven AdBlue ya no es así). Los vehículos de GLP obtienen la etiqueta ECO de la DGT, lo que se traduce en ventajas como una reducción del 75% en el impuesto de circulación (IVTM, impuesto de vehículos de tracción mecánica), la posibilidad de circular sin restricciones en escenarios de alta contaminación en grandes ciudades y ahorros en la tarifa del parquímetro o del peaje en determinadas poblaciones y carreteras.

El mayor potencial ecológico del GLP radica en que es un combustible que sale gratis: se obtiene como subproducto en los procesos de refinado del petróleo y, por tanto, su producción no genera emisiones adicionales.

4. Proporciona mayor autonomía. Un coche de GLP incorpora dos depósitos, uno de gasolina y otro de gas, pudiendo circular indistintamente con los dos. La autonomía en kilómetros que proporciona la suma de ambos puede ser mayor que la un coche convencional, aunque depende del modelo en cuestión, de su eficiencia y del tamaño de sus depósitos.

Las desventajas del GLP

1. Resta espacio en el maletero o suprime la rueda de repuesto. Los coches de gas licuado necesitan un depósito extra para almacenar este combustible, lo que provoca una pérdida de espacio para el equipaje o, lo más habitual, eliminan de la rueda de recambio.

2. La red de repostaje es aún limitada. Las gasolineras que venden GLP en España no son demasiadas: actualmente hay 707, según datos del Geoportal, del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Democrático. Además, la distribución es desigual según el territorio. Por otra parte, el repostaje no resulta especialmente cómodo, porque exige poner y quitar un adaptador que debe colocarse en el boquerel del depósito en cada repostaje, y accionar también simultáneamente la pistola de carga y un botón situado en el surtidor.

Adapta tu coche al GLP

Aunque cada vez son más los fabricantes que incluyen el GLP como opción de motorización en parte de su gama, no todas las marcas contemplan este combustible. Si a pesar de todo no quieres renunciar a esta tecnología, siempre queda la opción de adaptar el coche para que se desplace con gas licuado de petróleo. La transformación siempre debe realizarse en un taller especializado y sobre un coche con motorización de gasolina. Su precio parte de los 1.200 euros.

¿Es lo mismo el GNC?

El gas natural comprimido (GNC) poco tiene que ver con el gas licuado de petróleo, salvo que ambos son gases. Procede de yacimientos, lo que implica extraerlo y generar emisiones, pero una vez que se tiene, es mucho más ecológico que el GLP, que no deja de ser las emanaciones de gas de un petróleo sucio o poco refinado.

Así, una vez en un automóvil. reduce las emisiones de CO2, frente a la gasolina y también frente al gasóleo, y mejora además la polución de NOx, asimismo respecto a ambos carburantes tradicionales. Y mantiene las ventajas económicas, porque también sale más barato, en torno a 0,9 euros el kilo (si, el GNC se mide en kilos, no en litros) y cada unidad de volumen suele aportar más autonomía que el GLP, porque tiene mayor potencial energético. Es decir, con un kilo de GNC se recorre más distancia que con un litro de GLP.

Sin embargo, la red de repostaje es más reducida. En la actualidad, y según datos de Gasnam, asociación que fomenta el uso del gas natural, hay 91 estaciones de servicio que ofrecen este combustible y 40 están en proyecto.

Además, los fabricantes aplican menos esta tecnología a sus gamas y la oferta de vehículos dotados de GNC de serie es más baja y se centra en modelos del Grupo VW (Audi, VW, Seat, Skoda).  Las transformaciones de vehículos a posteriori para funcionar con GNC no son recomendables, y casi ningún taller las realiza, por la mayor complejidad técnica de los depósitos.

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