Un SUV con espíritu de ‘muscle car’. Así es el Dodge Durango SRT Hellcat, una muestra de que las marcas estadounidenses ya no tienen reparos a la hora de trasplantar las poderosas mecánicas de este tipo de modelos –generalmente con carrocerías de berlina o cupé– a formatos algo menos ortodoxos.
El carácter deportivo de este todocamino de siete plazas queda más que patente desde el primer vistazo. Ocurre gracias a detalles como las llantas de 20 pulgadas y a las diversas modificaciones de la carrocería, como el paragolpes con grandes entradas de aire, la parrilla específica, la toma de refrigeración del capó, el alerón y la salida de escape doble.
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Algo similar ocurre en el habitáculo, donde no faltan los asientos ventilados y calefactados con apoyo lateral (tapizados en cuero Nappa y con el logo de Hellcat bordado), el volante aplanado en la parte inferior o las levas de cambio.
Estas son necesarias para exprimir el enorme motor 6.2 V8 sobrealimentado que se oculta bajo el capó, que desarrolla una potencia de 720 CV y un par máximo de 874 Nm. Combinado con la transmisión automática de ocho velocidades y con el sistema de tracción integral, le permite lanzarse de 0 a 100 km/h en 3,5 segundos y alcanzar una velocidad máxima de 290 km/h. Y no solo eso, ya que además es capaz de remolcar 3.946 kilos de peso.
Para asumir un motor tan poderoso se han llevado a cabo modificaciones en elementos como la suspensión, ahora rebajada y con un tarado más duro, o el sistema de frenos, firmado por Brembo y formado por discos de 401 milímetros delante y de 351 milímetros detrás, mordidos respectivamente por pinzas de seis y cuatro pistones.
Los cambios en el Dodge Durango SRT Hellcat se ven reflejados en el precio, que arranca en los 80.995 dólares (algo menos de 67.000 euros al cambio). Esta tarifa supera en casi 50.000 dólares (unos 42.000 euros) a la del modelo de acceso de la gama.
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Apasionado del motor desde pequeño, primero de las motos y después de los coches, con especial predilección por los modelos nipones. Lleva una década dedicándose al sector, formado primero en Autobild y desde entonces en el Grupo Prisa, probando todo lo que haga ruido... o no.