El Ford Fiesta se despide: adiós a un icono

El mundo del motor se encuentra en una etapa de cambio importante, lo que está llevando a que nombres icónicos dentro de la industria desaparezcan. El último en anunciar su despedida ha sido el Ford Fiesta, que en 2023 dejará de fabricarse para hacer hueco a nuevos modelos eléctricos dentro de la marca.

El utilitario, que ha experimentado una notable evolución a lo largo de sus 46 años de carrera (serán 47 cuando cese su producción), ha sido el modelo más importante para Ford en Europa durante todo este tiempo y ha acumulado unas ventas en todo el mundo de 18 millones de unidades.

Sin embargo, en los últimos tiempos los cambios en las tendencias del mercado han empezado a dejarle sin hueco por varios motivos, que han llevado a la marca estadounidense a decantarse por terminar con su historia sin ningún sustituto a la vista.

Hay dos motivos principales para este adiós. El primero es el auge de los coches eléctricos.

Ford está reconvirtiendo su estructura para centrarse en la producción de modelos de cero emisiones, con el objetivo de que todos sus coches de pasajeros sean eléctricos en 2030.

Esto ha llevado a la decisión de cortar la producción del Fiesta en Colonia y también hará que el año que viene dejen de fabricarse los Galaxy y S-Max en la planta de Almussafes (Valencia), donde se hará hueco en la línea de producción para los dos nuevos eléctricos que llegarán en 2026 y que utilizarán la plataforma eléctrica GE-2.

Pero, ¿por qué hacer desaparecer el Ford Fiesta en lugar de reconvertirlo a un modelo de baterías? Esto se debe al segundo motivo: el predominio de los SUV dentro del mercado.

Es una tendencia conocida por generalizada, pero que tiene un ejemplo más que claro en el seno de Ford: durante los últimos años el Ford Puma, un todocamino pequeño, ha ido aumentando progresivamente las ventas mientras que el Fiesta, un utilitario, ha seguido el camino opuesto.

Con los datos de matriculaciones en España en la mano, en el acumulado hasta septiembre se habían vendido 1.906 unidades del Fiesta y 5.932 del Puma. En ambos casos los registros son peores que en 2021 (un -31,17% y un -25,23%, respectivamente), pero a pesar de ello queda claro el mayor interés que despierta el todocamino.

Es precisamente por eso que tiene más lógica desde el punto de vista de la marca dedicar recursos a desarrollar una variante eléctrica del SUV, en lugar de hacer lo propio con el utilitario.

El ocaso de los coches baratos

El caso del Fiesta es solo un ejemplo de otra tendencia general en el mercado, el hecho de que los coches baratos como se conocen, van a desaparecer.

Son varias las circunstancias que convergen para que se camine en esta dirección. La primera es la gran escasez de componentes, lo que ha hecho que el volumen de producción de automóviles disminuya de manera considerable.

En esta tesitura, los fabricantes prefieren orientar sus líneas hacia modelos que les ofrezcan una mayor rentabilidad por unidad, que suelen ser los de segmentos medios y altos del mercado, y, por ende, más caros.

Por otra parte, el auge de los SUV también ha contribuido a ello. Los todocaminos son más populares que sus pares en prácticamente todos los segmentos, y son vehículos que presentan un sobrecoste más o menos sensible respecto a los utilitarios, compactos o berlinas equivalentes.

Por último, hay que señalar a la irrupción de los coches eléctricos. Aunque hayan mejorado sus costes respecto a los modelos de hace una década, son proporcionalmente más caros que sus alternativas de combustión.

Sin embargo, con una normativa que en poco más de 10 años vetará los motores térmicos en Europa, los fabricantes no renovarán sus modelos de gasolina o diésel, dedicando sus presupuestos a desarrollar otros de cero emisiones, que son los que tienen futuro, aunque, de nuevo, supondrán unas tarifas de acceso superiores a las actuales.