Las marcas han optado en los últimos años por dos vías para desarrollar sus SUV: crear modelos nuevos o diseñarlos a partir de modelos existentes. En el segundo caso las similitudes con el modelo de origen suelen ser reseñables, algo que quedaba patente en la comparación entre el Mercedes GLA original y el Clase A. Sin embargo, para la segunda generación del todocamino, Mercedes ha decidido abrir brecha entre ambos, otorgándole un carácter mucho más diferenciado.
Es cierto que hay elementos comunes, como el diseño de la parrilla, pero el Mercedes GLA 2020 presenta una imagen mucho más ruda gracias a las protecciones inferiores, a las barras del techo y a unos pasos de rueda de forma más cuadrada, que claramente emparentan el modelo con el Mercedes GLB.
Más información
Estrena plataforma, la segunda generación de la MFA, lo que hace que cambien sus proporciones: el Mercedes GLA reduce su longitud en 14 milímetros para quedarse en 4.410 milímetros y disminuye en 2 milímetros la anchura (2.020 milímetros), pero aumenta tanto su altura (104 milímetros, para llegar a 1.611), como su distancia entre ejes, que ahora es de 2.729 milímetros (30 más). Esto hace que el interior sea más espacioso, se gane habitabilidad para los pasajeros y que su maletero crezca hasta los 435 litros (14 más).
El habitáculo resulta muy familiar puesto que, esencialmente, se trata del mismo que el del Clase A, destacando el sistema MBUX con doble pantalla de consola central y cuadro digital, cada una con un tamaño que va de las 7 a las 10,25 pulgadas. Eso sí, sus asientos están situados en una posición más alta (140 milímetros más que en la generación previa), lo que hace más cómodo el acceso y aporta un punto de visión desde más arriba.
Su gama mecánica es bastante limitada y es que solo está formada por dos motores, ambos de gasolina. El de acceso es el GLA 200, con un bloque 1.3 tetracilíndrico de 163 CV y 250 Nm, tracción delantera y transmisión automática de doble embrague y siete relaciones, que acelera de 0 a 100 km/h en 8,7 segundos. Por encima está el AMG GLA 35, que emplea un 2.0 turbo de 305 CV y 400 Nm, tracción integral 4MATIC y caja de cambios automática de doble embrague y ocho marchas, que completa el sprint en cinco segundos.
Para aquellos que vayan a sacarlo del asfalto, ha aumentado su distancia libre al suelo en 9 milímetros para llegar hasta los 143, lo que le da más margen en pista rota y para superar obstáculos.
Sigue toda la información de EL MOTOR desde Facebook, Twitter o Instagram
Apasionado del motor desde pequeño, primero de las motos y después de los coches, con especial predilección por los modelos nipones. Lleva una década dedicándose al sector, formado primero en Autobild y desde entonces en el Grupo Prisa, probando todo lo que haga ruido... o no.