El Opel Grandland pierde la ‘X’ de su nombre, recibe una actualización estética para adoptar el nuevo lenguaje de diseño de la marca alemana y mejora su tecnología tanto exterior como interior. La puesta al día del modelo llegará al mercado en otoño, pero por el momento no se han desvelado sus precios.
Los cambios visuales se centran en el frontal, en el que el SUV estrena el Opel Vizor: el conjunto integra la parrilla negra y los faros, enmarcado todo por una moldura cromada. Es un elemento que ya se ha visto en lanzamientos recientes como el Opel Mokka, y que se espera asimismo para la nueva generación del Astra, de próxima presentación.
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El cambio afecta directamente a los grupos ópticos, cuyo formato y diseño también varían. Además, cuentan con una nueva tecnología de iluminación matricial adaptativa con 168 ledes (84 por faro). Otras modificaciones de menor calado afectan al paragolpes delantero y al nombre del todocamino en el portón.
Opel ha introducido varias novedades en el interior. La más destacada es el Opel Pure Panel, una configuración para el salpicadero que funde el cuadro de instrumentos digital y la consola central en una sola pantalla curva orientada hacia el conductor.
Por otra parte, el sistema Multimedia Navi Pro es compatible con Apple CarPlay y Android Auto, a lo que se suma una superficie de carga inalámbrica para móviles. Y la dotación tecnológica se complementa con el sistema de visión nocturna con 100 metros de alcance, las cámaras de 360 grados, el asistente de aparcamiento y el sistema Highway Integration Assist de conducción autónoma de nivel 2.
En lo que respecta a la mecánica, el renovado Opel Grandland no varía su oferta, que incluye motores de gasolina, diésel e híbridos enchufables, que van desde los 130 CV en las versiones de acceso hasta los 300 CV en las más potentes.
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