Todavía en medio del renombre de toda su gama (como ya os contamos), llega el turno para el hasta ahora Mercedes SLK, que pasa a denominarse SLC en su versión de 2016. A pesar de ello no estamos ante una nueva generación, sino de una puesta al día que incluye cambios estéticos, algunas mejoras y novedades en el apartado mecánico.
Las modificaciones de diseño afectan al morro y a la zaga, que varían la parrilla, los paragolpes, los grupos ópticos (disponibles opcionalmente con el LED Intelligent Light System) y el difusor. El techo duro plegable optimiza su sistema electrohidráulico para poder abrirse o cerrarse a velocidades de hasta 40 km/h.
También hay diferencias en el habitáculo, desde nuevos colores y materiales de tapicería hasta un sistema de infotaintment con una pantalla más grande, de 4,1 pulgadas.
La oferta mecánica para los mercados europeos se amplía. A los ya conocidos SLC 200 de 181 CV, SLC 300 de 242 CV y SLC 250d de 201hp se añade una versión de acceso, el SLC 180 con motor 1.6 turbo de 154 CV.
Además, el top de la gama deja de ser el SLK 55 AMG con su motor 5.5 V8 atmosférico de 416 CV y es sustituido por el SLC 43 AMG, que monta un bloque 3.0 V6 biturbo que entrega 362 CV y 520 Nm de par máximo (19 más que su predecesor). Se combina con una caja automática de nueve relaciones para hacer el 0-100 en 5,7 segundos y alcanzar una velocidad máxima limitada a 250 km/h.
Se pondrá a la venta en primavera de 2016.
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Apasionado del motor desde pequeño, primero de las motos y después de los coches, con especial predilección por los modelos nipones. Lleva una década dedicándose al sector, formado primero en Autobild y desde entonces en el Grupo Prisa, probando todo lo que haga ruido... o no.