La Toyota Hilux es una de las pick-up más veteranas del mundo, con más de medio siglo a sus espaldas, pero el modelo japonés no deja de actualizarse para ser cada vez más capaz y mantenerse fresco en un mercado muy más competido.
Su imagen recibe ligeros retoques aquí y allá, sobre todo en el frontal, donde la parrilla es más grande, el paragolpes se ha rediseñado y los nuevos grupos ópticos cuentan con tecnología LED para la luz diurna. A esto se suma la incorporación de tres nuevos colores de carrocería (Emotional Red II, Dark Blue y Oxide Bronze) y de unas llantas de 18 pulgadas acabadas en negro.
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En el habitáculo las novedades se centran en el sistema de infoentretenimiento, que es compatible con Android Auto y Apple CarPlay. Ahora incorpora controles analógicos para la pantalla táctil de ocho pulgadas, lo que aumenta su facilidad de uso. Dependiendo del nivel de acabado, puede contar con acceso y arranque sin llave, sistema de sonido JBL Premium, aire acondicionado y sensores de aparcamiento, entre otros detalles.
El pick-up se comercializaba hasta ahora con un motor diésel 2.4 de 150 CV, pero con la actualización pasará a montar un bloque 2.8 de 204 CV y 500 Nm de par máximo, que se combina con una caja de cambios manual o automática de seis marchas, así como con tracción delantera (en cabina sencilla) o integral (en cabina doble y extra). Esto le permite acelerar de 0 a 100 km/h en 10 segundos, aumentar su capacidad de remolque a 2.800 kilos en las variantes 4×2 y a 3.500 kilos en las 4×4, y homologar un consumo de 7,8 l/100 km y unas emisiones de CO2 de 204 g/km.
No son los únicos cambios en su apartado mecánico, puesto que en las versiones de tracción delantera una función electrónica hace las veces de diferencial autoblocante y se han revisado las suspensiones y la dirección asistida.
El renovado Hilux comenzará su andadura en agosto en Australia, pero hasta octubre no se pondrá a la venta en Europa.
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