Las aplicaciones de navegación como Google Maps o Waze son cada vez más usadas por los usuarios, ganando terreno respecto a los sistemas de navegación que incorporan de fábrica los vehículos.
Y es que el coste de esta opción suele ser elevado, además de tener que actualizarlo, también previo pago, cada cierto tiempo.
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¿Por qué marcan otra velocidad?
Si uno se fija, hay una diferencia entre la velocidad que marca el coche y la que señalan estos navegadores.
Para empezar y a modo de puesta en escena, la normativa europea UN ECE dice que la velocidad indicada por el vehículo no podrá ser inferior a la velocidad real del vehículo.
Por eso, lo que muestra el velocímetro no es nunca una velocidad más baja de la que se circula en realidad. Es más, suele mostrar una velocidad más alta de la real.
Y esta es la principal razón de que la velocidad indicada por el coche y por los navegadores no coincida.
Estos dispositivos calculan la velocidad en base al GPS que geolocaliza el vehículo en un determinado periodo de tiempo. Esto hace que esta velocidad mostrada por las aplicaciones sea mucho más exacta que la que indica el coche.
Por lo tanto, esta diferencia de velocidad entre el coche y estos sistemas no se debe a error alguno. Se trata más bien de cumplir la legislación vigente. Pero esto tiene una lectura también muy positiva: si el conductor se fija en la velocidad que indica el coche y respeta los límites de la vía, evitará siempre recibir sanciones por exceso de velocidad.
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