Una nueva técnica casera se suma a la lista de métodos para proteger el coche frente a robos. Esta vez, el protagonista es un objeto cotidiano: una simple lata puede convertirse en una eficaz jaula de Faraday.
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El sistema de apertura sin llave, conocido como ‘keyless’, permite acceder al vehículo sin necesidad de manipular la llave física. Esta tecnología también facilita el arranque, el cierre y la apertura del maletero. En algunos modelos viene de serie, mientras que en otros se ofrece como equipamiento adicional.
Para que funcione, el vehículo incorpora receptores en las manetas y el interior. Estos detectan la señal de corto alcance emitida por la llave y, al reconocerla, la centralita autoriza la apertura cuando el conductor toca la puerta. Aunque representa un avance tecnológico, también ha abierto una nueva vía para los delincuentes especializados en el robo de coches.
La cara B de la tecnología ‘keyless’
Los ladrones utilizan antenas para interceptar y amplificar la señal de la llave, incluso a distancia. Luego la transmiten a un receptor que engaña al sistema del coche, permitiendo abrirlo en cuestión de segundos sin dejar rastro de forzamiento.

Entre los métodos caseros más conocidos para bloquear estas señales destacan envolver la llave en papel de aluminio. También existen fundas Faraday, pequeñas bolsas diseñadas para bloquear campos electromagnéticos y evitar que los delincuentes accedan al vehículo.
Una lata para evitar robos de coches
Un vídeo en YouTube ha revelado una alternativa económica: utilizar latas de bebida vacías como protección. Estos envases actúan como barrera contra las señales inalámbricas, bloqueando la comunicación entre la llave y el coche.
El autor del vídeo explica: “Coloque la llave dentro de la lata, incluso si está abierta por un lateral. Al intentar abrir el coche tocando la maneta, este no detectará la señal”. Añade que su objetivo es ayudar a los conductores a evitar el gasto en fundas especializadas.
Lo demuestra metiendo la llave en una lata de Coca-Cola e intenta abrir su coche, un Ford, pero no hay respuesta porque no reconoce la llave a través del aluminio. Después, repite el truco con una Fanta y una cerveza: el truco vuelve a funcionar, aunque en esta ocasión ha cortado la parte superior del recipiente.
Esta sencilla fórmula funciona porque la lata actúa como una jaula de Faraday e impide que los ladrones de coches puedan rastrear las señales electromagnéticas que emite la llave del vehículo.
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